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La presencia extendida de la Guardia Nacional (GN) en el país y en la Ciudad de México evidencia el avance de una dinámica diferente en el combate a la actividad delictiva. A dos años de su creación, este cuerpo de seguridad ha ganado también una mejor percepción, ya por encima de las policías estatales y municipales, de acuerdo con las mediciones que aplica el Inegi.

Está claro que su creación, promoción, consolidación, límites de actuación, son todas parte del debate público. Los opositores al Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tenderán a ser, como sus principales críticos, opuestos a la GN de la misma manera como la casi totalidad de los municipios prefiere, desde las voces populares, su presencia como complementaria del fortalecimiento de la seguridad ciudadana, pública o interior.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana revela que la GN está apenas por debajo de la Marina y el Ejército, las dos instituciones de seguridad con mayor confianza en esta materia históricamente, con una aprobación de 87.6% y 84.9% cada una.

Combatir a la delincuencia, ya sea del fuero común o federal, requiere de estrategias interinstitucionales de todos los órdenes. Los grupos delictivos han demostrado en los últimos cinco años su capacidad de operación interestatal, que debe ser enfrentada con la misma dinámica y territorialidad, y requiere de un trabajo ajeno a egos.

Este fin de semana se anunció que prácticamente cada una de las alcaldías de la CDMX tendrá una base de la GN, en esta lógica de trabajo conjunto. No se trata de una militarización de la capital de la nación, sino de una estrategia que reconoce necesidades y fortalezas de cada corporación.

La Guardia ya opera actualmente en la zona oriente, en Iztapalapa, Iztacalco y Venustiano Carranza, al norte en Gustavo A. Madero, y ahora tendrá presencia física al sur, en la zona de Parres, en Tlalpan, que se suma a la que ya tiene en una parte de Tláhuac.

Esa parte de la ciudad ha sido identificada como un punto rojo en la tala clandestina, además de una ruta para el trasiego de la droga traída desde Guerrero. Antes, fue un punto de ubicación de casas de seguridad de grupos de secuestradores.

El nuevo cuartel de la Guardia estará en un predio de tres hectáreas donado por el Ejido El Guarda. Este es otro paso en la estrategia de seguridad encabezada por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para pacificar a la ciudad.

El cuerpo, comandado por el General de Brigada Luis Rodríguez Bucio, tendrá seguramente en nuestra capital importantes aliados para cerrar el paso a grupos delictivos dedicados, entre otros delitos, al tráfico de drogas y a aquellos que generan violencia.

La pacificación no es labor de uno solo, es un trabajo coordinado. Los reportes de actividades ilegales o sospechosas por parte de terceros, de la ciudadanía activa y participativa, son uno de sus pilares.