La creación de la Guardia Nacional generó una gran discusión en el Congreso porque la iniciativa original planteaba que los mandos fueran militares y no civiles, como se había prometido.

La oposición se negó a aprobar la iniciativa como proponía Morena.

Fueron meses de negociación hasta que los legisladores del partido en el poder cedieron -en realidad lo hizo el presidente López Obrador-, a la militarización de los mandos de la famosa Guardia.

Sin embargo, el Gobierno trampeó la designación del comandante en jefe de la Guardia Nacional.

Nombró al general “en proceso de retiro’’ Luis Rodríguez Bucio como comandante; aunque hubo protestas por la designación, estas pasaron como susurros, sin consecuencias.

La crítica que se hizo en el momento es que Rodríguez Bucio era militar activo, pero López Obrador y Alfonso Durazo, entonces secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, argumentaron que no, que el comandante “se encuentra en proceso de retiro’’ por lo que no se considera un militar activo.

Desde el 30 de mayo del 2019, Rodríguez Bucio encabeza la Guardia Nacional con resultados que no corresponden, de ninguna manera, a la expectativa formada por el propio Gobierno.

Ayer el presidente López Obrador anunció que enviará una iniciativa para que la Guardia Nacional sea administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional, lo que acabará con la simulación y con la presunta ciudadanización de sus mandos.

La GN está conformada por marinos y miembros de la policía militar del Ejército Mexicano; se supone que deben reportar a mandos civiles pero en realidad lo hacen a los mandos militares no por rebelión, sino por formación.

Quien sabe si le alcancen los votos al Presidente para tal pretensión que representaría otro coto de poder para las fuerzas armadas.

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Los derrotados de Morena en la capital del país ya encontraron a quien culpar de sus descalabros: a Ricardo Monreal Ávila.

El coordinador de los senadores de Morena enfrenta una andanada, en principio soterrada y ahora francamente abierta, de excandidatos y líderes morenistas a quienes la población capitalina desechó.

La estrategia es “ningunearlo’’.

Por ejemplo, ayer en las redes sociales, los simpatizantes de Morena y haters de Monreal, hicieron varias encuestas sobre los precandidatos presidenciales del partido guinda y dejaron fuera al zacatecano.

Para hacerlo más evidente, incluyeron a ¡Gerardo Fernández Noroña! -lo peor es que el líder se la creyó-.

Parece que están subvaluando la capacidad de Monreal, que seguro no está manco para defenderse.

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Por cierto, en las dichosas encuestas en redes sociales, el nombre que figuró con más menciones para ser candidato presidencial fue el de Santiago Nieto, responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera.

Nieto ha realizado un gran trabajo en la UIF.

Tanto, que su nombre tiene un rato sonando en los pasillos del modestísimo palacio presidencial para sustituir a Irma Eréndira Sandoval al frente de la Secretaría de la Función Pública.

El cambio se antoja difícil, pero en el tablero del ajedrez presidencial, todo es posible.

Lo que todos dan por hecho, es que la llamada “Robespierre’’ Sandoval tiene los días contados en la Función Pública.

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Ya que andamos en esos temas, no pierda de vista el pleito que le declaró ayer el senador Manuel Velasco al Gobierno federal. O al revés.

El chiapaneco acusó que el Gobierno pretende intimidarlo utilizando al SAT, solo porque se atrevió a decir que el Verde negociaría con todas las fuerzas políticas en el Congreso.

Como sabe, desde el domingo se ha revivido una investigación sobre el presunto manejo irregular de 500 millones de pesos del Gobierno de Chiapas, cuando Velasco era gobernador.

“No me van a amedrentar’’, dijo.

¡Hay tiro!

LEG