Las elecciones del 6 de junio de 2021 que se realizaron en Perú han mostrado el virtual triunfo de los sectores progresistas en el país andino. En las últimas tres décadas, el escenario electoral se ha caracterizado por contar con gobiernos de corte conservador, pero lo más llamativo de los mandatarios ha sido sus vínculos con la corrupción.

Sin embargo, parece haber llegado el momento en que amplios sectores sociales, a través de la democracia electoral, han optado por variar su voto y han preferido, por diversos motivos, ya sean económicos, políticos, sociales o culturales, tomar la elección de la vertiente progresista. Si se prefiere, en el Perú se ha votado mayoritariamente por el bloque político-ideológico identificado como de izquierda.

Las autoridades electorales peruanas (ONPE) ya han terminado el recuento final de votos. Sin embargo, se reconoce que del total de los ciudadanos con derecho al voto (25, 271, 610) habían acudido a las urnas tanto a nivel nacional como en el extranjero un total de 18, 847, 506 ciudadanos en la segunda vuelta electoral. Resultando hasta el cierre final del recuento oficial la victoria del candidato Pedro Castillo del partido Perú Libre, quien habría obtenido 8, 833, 577 votos (50.137%), en tanto que la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, lograba únicamente 8, 785, 141 (49.863%). Es sin duda una cerrada votación, el candidato de Perú Libre logró el triunfo formal. Pensemos que en la democracia electoral se ganan las elecciones con un voto de diferencia.

Sin embargo, Keiko Fujimori, la candidata que aglutinó al conjunto de las fuerzas que representan a aquellos partidos y políticos identificados con la derecha peruana, ha impugnado la votación en un estimado de 200 mil votos. En ese contexto, Pedro Castillo ha dicho a los ciudadanos que votaron por su candidatura y que abarcan a diversos segmentos políticos, sociales, económicos y culturales: “Hoy es el momento en que Perú necesita serenidad, responsabilidad, frialdad. No caer en provocaciones”. Keiko Fujimori, que ha permanecido varios meses en prisión y puede volver a ser detenida por las acusaciones de lavado de activos y crimen organizado, ha acusado que hubo fraude e intervención extranjera: “la izquierda internacional que quiere tratar de torcer la voluntad popular”.

La angustia política en el Perú finalmente se resolverá por lo que resuelvan los jurados electorales especiales.

LEG