La posibilidad de lograr un cambio de gobierno en Nicaragua parece lejana, y es que a pesar de que el próximo 7 de noviembre el país celebrará elecciones presidenciales, Daniel Ortega, dirigente del país desde hace 15 años (en tres periodos), no tiene intenciones de dejar el poder.

Ante la posibilidad de que los nicaragüenses vivan otro lustro de dictadura y autoritarismo bajo el mandato de Ortega, el panorama se ve -además de desalentador-, caótico, pues toda muestra de oposición ha sido reprimida por el actual Presidente.

Hasta ahora, tres precandidatos al máximo cargo han sido detenidos. La primera fue Cristina Chamorro, periodista de 67 años, quien el pasado 2 de junio fue detenida por la Policía sandinista, luego de allanar su domicilio con una orden emitida por el delito de lavado de dinero. De inmediato se notificó de su detención a las autoridades competentes para inhibir todo derecho de la periodista a postularse para un cargo.

Los otros dos precandidatos detenidos son Arturo Cruz, quien fue interceptado en el Aeropuerto Internacional de Managua el sábado 5 de junio, acusado de atentar contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo; mientras que Félix Maradiaga fue llamado a declarar este lunes, y detenido de manera formal el martes por delitos contra la soberanía y por supuesto terrorismo.

Asimismo, Juan S. Chamorro, primo de Cristina Chamorro, fue detenido la noche del martes, acusado de terrorismo, propiciar la injerencia extranjera y pedir intervenciones militares.

Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado en contra de la represión y ha urgido a las autoridades a cesar la persecución de precandidatos.

Hasta el momento, Ortega no se ha pronunciado de manera pública ante estos hechos, sin embargo, la subsecretaria para Latinoamérica del Departamento de Estados Unidos, Julie Chung, llamó “dictador” al presidente a través de Twitter y ha invitado a la comunidad internacional a tratarlo como tal.

En unos meses se revelará si Ortega, aún respaldado por un sector anhelante de la revolución que derrocó a la familia Somoza, hace más de 30 años.

LEG