Morena habría perdido 13 millones de votos en la elección del domingo, comparada con los resultados que obtuvo en la elección presidencial del 2018.

Concediendo que el partido oficial haya obtenido 35% de la votación, como estimó el INE la noche del domingo, sus votos sumarían 17.1 millones.

Esto, tomando en cuenta que la estimación más alta del INE respecto a la participación ciudadana en los comicios se ubicó en 52.5% del padrón electoral, unos 49.1 millones de votos de 93.5 millones posibles.

En el 2018, Morena obtuvo 30.1 millones de votos contra los 17.1 que habría obtenido -se esperan los resultados finales del conteo aunque la variación será mínima- en la elección intermedia.

Para algunos especialistas, no se pueden comparar ambas elecciones pues en la del 2018 en la boleta aparecían candidatos a la Presidencia así como al Senado.

Sin embargo, la comparación se hace debido a que fueron los funcionarios de Morena, incluido el propio presidente López Obrador, quienes presumieron en esta campaña el “ejército de 30 millones’’ que saldrían a votar por su partido.

No salieron, como se puede ver en los números, algo que seguramente debería preocupar a los estrategas del partido oficial.

La caída de los números de votantes a favor de Morena incluso ya fue objeto de análisis de medios internacionales que estimaron que las clases medias, las más afectadas por el Gobierno de la 4T y que en el 2018 habían votado por él, emitieron un voto de castigo.

O arrepentimiento, que para el caso es lo mismo.

Con un poco de humildad y autocrítica los líderes de Morena deberían tomar estos números como un aviso para el 2024.
Pero eso no pasará.

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Dicen que en la Cancillería, el secretario Marcelo Ebrard se mostraba bastante contento luego de ver los resultados electorales en la capital del país.

Pero seguro era por la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, no vayan a ser mal pensados.

Ebrard había sido bastante maltratado internamente luego de la caída del tren del Metro de la Línea 12, a tal grado que en un evento para conmemorar el aniversario de la fundación de Tenochtitlan, fue enviado a la segunda, escondido, mientras que López Obrador se desvivió en halagos para Claudia Sheinbaum.

Lo mismo hizo la “invitada especial’’ para el evento, la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, quien llamó a Sheinbaum la mejor alcaldesa del mundo.

Pues ayer la mejor alcaldesa del mundo culpó a una campaña mediática por la estrepitosa derrota que sufrió Morena en la CDMX.

Pero no creemos que eso haya puesto de buenas a Ebrard.

¿O sí?

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Otro que amaneció con una sonrisa fue el coordinador de los senadores de Morena Ricardo Monreal Ávila.

En parte porque su hermano, David, ganó la gubernatura de Zacatecas, que estaba cantado, sino porque su candidata a la alcaldía de Cuauhtémoc, Sandra Xantall Cuevas, se impuso al clan encabezado por Dolores Padierna.

La verdad, fue un triunfo sorpresivo pues muchos daban por sentado que la alcaldía ya había sido escriturada a nombre de la señora Padierna quien, incluso, se había dado el lujo de presentar, el sábado anterior, el que según ella sería el emblema de su Gobierno.
“El perfil del último tlatoani mexica, considerado un símbolo de resistencia, dignidad, congruencia y gran temple’’.

Justo lo que necesita ahora para reconocer que perdió ante Monreal, digo, ante la candidata Xantall Cuevas.

LEG