Héctor Zagal

Héctor Zagal
(Profesor investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

¿Han escuchado hablar de la Armada invencible? Así se le conoció a la flota que Felipe II envió para invadir Inglaterra en 1588. El mote no fue dado por los españoles y, en realidad, fue una manera de burlarse de la flota española. Les cuento la historia.

El enfrentamiento entre España e Inglaterra era algo anunciado. Por un lado, España estaba harta de los ataques y robos de los corsarios ingleses a sus barcos y puertos en América. Por otro, los ingleses estaban apoyando abiertamente a los rebeldes independentistas de Flandes, lo que comprometía seriamente el dominio español de entonces en Países Bajos. A esto hay que añadirle la cuestión religiosa. Inglaterra se había vuelto anglicana recientemente y las persecuciones a católicos habían sido constantes y violentas en las islas británicas. En 1584, Felipe II firmó con el papa el Tratado de Joinville con el que se comprometía a defender al catolicismo en cualquier parte del mundo y a combatir la disidencia religiosa. Con el permiso del papa, ¿quién contra Felipe II?

La gota que colmó el vaso fue la expedición del famoso corsario Francis Drake a las Indias occidentales (nombre con el que entonces se aludía a la región que comprendía a las Bahamas y a las Antillas) en 1585. Esta expedición partió de Plymouth, Inglaterra, y llegó a tierras gallegas para abastecerse a base de saqueos. Después partió a islas Canarias para hacer lo mismo, pero la defensa de la isla de La Palma y el mal tiempo al dirigirse a la isla de El Hierro, hicieron imposible el atraco. Pasó a Cabo Verde después de este intento fallido de saqueo y por fin se dirigiría hacia el Caribe.

Allí saqueó Santo Domingo, Cartagena de Indias y San Agustín, en Florida. Podrán imaginarse que Felipe II estaba echando humo por las orejas. Entonces empezó a formar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra y quitar a Isabel I del trono.

Sus planes se verían concretados hasta 1588, aunque estaban pensados para ser llevados a cabo un año antes. Sin embargo, en 1587, Drake volvió a hacer de las suyas en Cádiz, Lisboa y en Algarve, saqueando y robando naves.

Incluso capturó una flota proveniente de América cargada de oro y plata que los españoles no volvieron a ver.

Algunos dicen que Isabel I mandó a Drake a hacer el mayor daño posible a España para evitar la invasión.

Independientemente si fue así o no, lo cierto es que la invasión sí se retrasó un año. En 1588, por fin, la Grande y Felicísima Armada Española, como fue nombrada originalmente, partió hacia el norte para enfrentarse a la flota inglesa en el Canal de la Mancha. La flota española contaba con 130 naves y esperaba contar con el envío de más naves desde Flandes. Sin embargo, éstas tardaron en llegar.

En agosto de 1588, ambas flotas se enfrentaron. Sin embargo, la explosión en una de las naves españoles y el choque de otras facilitaron a los ingleses la victoria. A la derrota española le siguió el intento frustrado de llegar a puertos flamencos debido al mal clima. Los vientos fueron tan fuertes que la flota española se vio obligada a seguir hacia el Mar del Norte. No les quedó más remedio que rodear las islas británicas para regresar a España.

Para burlarse del intento español por invadir Inglaterra, los ingleses empezaron a referirse a la Armada española como “La Invencible”.

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Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana