El confinamiento debido a pandemia también dejó cosas buenas y un claro ejemplo de ello es Tibereio Malaui, un joven chileno de 17 años de edad, quien decidió recolectar y reparar celulares para donarlos a los chicos que no tenían dispositivos electrónicos para acceder a las clases virtuales.

La idea surgió cuando Tiberio, quien cursa el último año de secundaria, brindaba asesorías para ayudar a realizar sus tareas a estudiantes de colegios públicos, quienes le contaron sobre sus dificultades para acceder a clases remotas implementadas por el gobierno de Chile, luego de que fueran suspendidas las clases presenciales en marzo de 2020.

En medio de la pandemia, el joven chileno organizó una campaña para recolectar celulares en desuso, los cuales comenzó a reparar con solo lupas, pequeños desarmadores y tornillos, para entregarlos a estudiantes que no cuentan con estos dispositivos.

La acción de Tiberio tiene un doble valor, ya que él no sabía reparar celulares, aprendió en internet, revisando libros y mirando a técnicos especialistas y luego invitó a sus amigos a unirse a su causa y les enseñó a reparar los celulares sacando pantallas de un dispositivo o la batería y piezas de otro con pequeñas herramientas, para armar verdaderos “Frankeistein” en el patio de su casa en el municipio de Vitacura. “De cuatro teléfonos hacemos uno”, explica.

A la fecha, Tiberio ha recibido 250 celulares viejos o dañados. Entre marzo y mayo ha reparado 50 y entregado 36 a chicos de escuelas públicas de Santiago y fundaciones de ayuda a menores en vulnerabilidad.

“Esto ha sido muy complejo porque yo tengo tres hijos, pero tengo un solo computador y con los tres claramente no daba abasto. Es genial que nos den la oportunidad de ayudar a nuestros hijos, tenemos todas las ganas que ellos aprendan”, comentó Marlene Farías, de 39 años, madre de un estudiante de 7 años beneficiado con un dispositivo.

Según datos del Ministerio de Educación, unos 81 mil estudiantes en Chile habrían desertado de clases en 2020, la mayoría de ellos niños de familias pobres que no tenían acceso a un dispositivo electrónico, o en otros casos que los celulares con los que contaban sus padres no eran suficientes para todos los estudiantes de la casa.

Tiberio lamenta que la pandemia haya dejado en evidencia “una brecha tecnológica gigantesca, ya que una muy buena cantidad de la población no tiene acceso a estas tecnologías y eso aumenta la brecha educacional”.

LEG