Por segundo día consecutivo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, “jugueteó’’ con la posibilidad de reelegirse.

Primero dijo que le quedan seis años de Gobierno según él porque trabaja al doble cada día y ayer anunció que los trabajadores de Dos Bocas le gritaron que se reeligiera.

“Les dije que no, que ya estoy chocheando’’, continuó y, como cada vez que toca el tema, refrendó “su espíritu maderista’’.

Pese a que en los meses iniciales de su administración López Obrador firmó una carta en la que se comprometía a no reelegirse, la idea le ha estado dando vueltas a la cabeza.

Su justificación, dicen quienes lo conocen de cerca, es que la pandemia impidió que sus proyectos se concretaran en el tiempo que había planeado y que “por lo menos necesita otros dos años para consolidar el cambio que propone’’.

Por eso es de vital importancia lo que votará la Corte respecto a la ampliación de dos años del periodo de su presidente, que le regaló el Congreso vía una ley secundaria.

Las palabras del Presidente justifican la interpretación que en su momento se hizo del regalazo al presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, de que se trataba de un señuelo para medir la reacción de la sociedad.

De ahí también estriba la importancia, para López Obrador, de mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, casi al costo que sea, para evitar que la oposición frene sus proyectos, incluida una probable ampliación de gestión, que no tendría que pasar por una modificación constitucional.

No sería la primera vez que López Obrador hace lo contrario de lo que dice.

¿Se acuerda de aquel “denme por muerto’’ cuando siendo jefe de Gobierno del DF negaba que quisiera ser candidato presidencial?

¿Qué le impediría volver a olvidar un compromiso de este tamaño?

El llamado del pueblo bueno y sabio…y un Congreso de oposición.

Nada más.

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No debería pasar desapercibida la observación que hizo la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) sobre la participación del Ejército mexicano en la vida nacional.

Dado el poder que le ha concedido el presidente López Obrador, desde hacerla de policías hasta constructores, regalarles la concesión del aeropuerto de Santa Lucía -si algún día se utiliza- hasta las campañas de vacunación, la WOLA advirtió que “no hace falta un golpe de Estado para que el Ejército ejerza niveles de poder’’.

Para traducirlo, la WOLA dice que en México casi se ha dado un golpe de Estado blando, algo que ya intelectuales y políticos de oposición han advertido, entre ellos Porfirio Muñoz Ledo.

Ya sabemos que el Presidente dirá que se trata de una injerencia más de Estados Unidos en México y descalificará el informe.

Pero lo que no podrá negar es la expansión que su Gobierno ha facilitado a las fuerzas armadas para participar en tareas que sólo correspondían a los civiles.

Guarde el informe de la WOLA por si alguna vez lo necesita para una tarea.

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El ministro presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) José Luis Vargas, se quedó solo.

El resto de los ministros se han agrupado como una forma de protesta por las decisiones que ha tomado el cuestionado presidente del Tribunal, que comprometen la integridad y la imagen pública del organismo electoral.

Y aunque la guerra aún no trasciende, es cuestión de días -u horas-, para que oficialmente se rompan las lanzas.

Justo cuando el Tribunal necesita estar más fuerte que nunca.

LEG