Con la llegada del Covid-19 las madres, pilares del hogar, tuvieron que aprender o desarrollar más sus habilidades de psicólogas, enfermeras y administradoras, y de un día para otro, graduarse como maestras, sin dejar de lado sus empleos y tareas, cosa, que aseguran no ha sido nada fácil.

En entrevista con motivo de la celebración del 10 de Mayo, madres de familia platicaron sus experiencias al respecto.

“Hubo momentos en que no sabes cómo hacerle e incluso te desesperas y te dan ganas de llorar”, cuenta Karla Vázquez, quien trabaja en una dependencia de gobierno y desde hace ya más de un año realiza “home office” y se encarga del cuidado y educación de su hija de 5 años.

“Mi hija apenas cursaba el segundo año de preescolar, el programa Aprende en Casa apenas estaba dando sus primeros pasos y al menos en mi caso, las maestras se deslindaron, no mandaban tareas ni nos orientaban con lo que había qué hacer; entonces preocupada, lo que hice fue comenzar a comprar libros en los que pudiera apoyarme, y ahora como su maestra, ayudar a mi hija que no se atrasara”.

Hacer home office ha sido muy complicado, señaló, pues además de tener que dedicarle tiempo a la educación escolar de su hija, los horarios se extendieron y las labores domésticas que antes hacía en su tiempo libre, ahora debe hacerlas en los huequitos que le quedan durante su día de trabajo.

“Los niños quieren que juegues con ellos porque te ven ahí, mi hija se volvió muy demandante, enloquecí, me salieron todas las canas del mundo”.

“Poder ver más tiempo a mi hija pese a tener que estar trabajando y haberle podido enseñar a leer, escribir, sumar y restar, son dos cosas con las que me quedo de esta pandemia, es algo que jamás pensé poder hacer.

Adriana Cruz es policía federal, tiene 30 años y es mamá de tres niños, para ella esta pandemia ha sido lo más difícil que han vivido ella y su familia.

“Me ha costado mucho el hecho de que los niños no tengan clases, ya que no cuento con la preparación indicada para enseñarle a cada uno de los niños y eso lo hace complicado. El desgaste físico y mental que se realiza es mayor, tanto para los niños como para nosotros como padres.”

“Lo que más extraño son las reuniones con toda la familia, la libertad de abrazar a familiares y amigos. Lo que más deseo ahora es que todo sea como antes”, dijo.

Arely Santiago, madre de un niño de 7 años, comenzó a trabajar para completar los gastos de la casa, ahora es servidora pública en la FGJCDMX. “Lo más difícil de tener que trabajar, dijo, es dedicarle menos tiempo a mi hijo, sobre todo con las clases en línea, aunque creo que es más complicado para nosotros como papás que para ellos”.

La joven de 25 años compartió que lo más importante que aprendió con esta pandemia fue “darle importancia a lo que en verdad la tiene, a definir prioridades porque el tiempo no regresa, la familia es lo más importante y lo único que quiero es poder disfrutar al máximo con ellos”.

Mamá de tres generaciones

Erika Aranda es mamá de tres hijos, uno de 27 años, otro de 17 y un último de solo 7 años de edad; tres generaciones completamente diferentes a las que ha tocado criar y educar acorde al tiempo en que les ha tocado crecer y aprender a cada uno.

“Tener a mis hijos cada 10 años ha sido muy padre, me ha permitido tener tres hijos únicos, aprender y criar a cada uno de ellos de manera diferente”, dijo.

“Con el primero fui una mamá muy dura, incluso llegué a pegarle unas veces, con el segundo me di cuenta que eso no funcionaba, pues no solo lastimaba su cuerpo, sino su corazón; aprendí que si hablas con ellos te entiendes y empiezas a crear un vínculo que se vuelve maravilloso”.

Erika es un ejemplo del por qué las mamás son llamas pilares del hogar, pues dedicada a la fotografía de eventos sociales desde hace 25 años, la ha pasado un poco limitada en la pandemia ante la falta de fiestas que cubrir, sin embargo, ha salido adelante vendiendo desde álbumes hasta productos de belleza y alimentos.

Convertirse en mamá 24 horas

Betsabé Salgado, decidió desde hace ocho años dejar su trabajo para dedicarse de lleno a su hijo, quien tiene síndrome de Asperger, para ella esta pandemia lo que le enseñó fue a tener más paciencia y a tomar en cuenta las cosas realmente importantes, aunque reconoce que lograrlo fue muy difícil.

En su momento, señaló, convertirse en mamá de tiempo completo, sobre todo de un niño con la condición de su hijo, fue muy complicado; primero porque no estaba acostumbrada al niño y dejó de ser dueña de su tiempo libre, segundo porque se dio cuenta del rezago que presentaba y eso fue todo un “shock”, ya que nadie le había dado un diagnóstico de su situación.

“Para mí fue muy complicado, uno convertirme en mamá 24 horas y dos, darme cuenta de que tenía que sacar adelante a un niño con una condición especial”.

Las clases en línea para ella no han sido un problema, a su hijo le ha ido muy bien, a pesar de que por problemas económicos derivados de la pandemia tuvo que cambiarlo de escuela.

“Le ha ido muy bien toma una vez a la semana clase de español y una de inglés, a él sí le sirvieron porque en la casa tiene el apoyo mío todo el tiempo para resolver dudas o investigar”, dijo.

Si pudiera pedir un regalo especial, sería tener otro año completo con su hijo para poder hacer juntos todas las cosas en las que ahora son afines.

FRASES 

“Estar de tiempo completo en casa fue todo un reto, pues la pandemia llegó a reforzar lo que ya había en casa, si era bueno, pues lo bueno y si era malo, pues también, a nosotros no fue muy bien”, Erika Aranda

“Al verte en el celular, los niños creen que estás jugando, no saben que un teléfono ahorita es una herramienta indispensable para cualquier trabajo”, Karla Vázquez

LEG