Qatar, en el Medio Oriente, recibirá la Copa Mundial de Futbol en 2022, y tiene los ojos del mundo encima.

De acuerdo con información publicada por el Banco Mundial, Qatar tuvo una explosión demográfica desde el año 2000, al pasar de 592 mil 468 habitantes a 2.8 millones en 2019; crecimiento que impactó en múltiples rubros, llevando a elevar su Producto Interno Bruto de 17.7 mil millones de dólares en el 2000 a 175.8 mil millones de dólares para 2019.

La razón de estos fenómenos está en las características de la propia región, pues Qatar es un país rico en petróleo y gas natural, dos recursos no renovables que la humanidad usa para actividades esenciales como fabricación de insumos y combustible de vehículos.

Esa riqueza ha sido invertida en el “Qatar Power”, un fondo de inversiones mundial con un activo valorado en cerca de 330 millones de dólares, suficiente capital para tener participación en empresas como Volkswagen, la petrolera Rosneft o el banco Barclays.

Su riqueza per cápita ha convertido a Qatar en un punto importante de migración, al nivel de que entre 75 y 90 por ciento de su población son inmigrantes, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que también lo cataloga como el segundo país con mayor porcentaje de inmigrantes, solo seguido de su vecino en medio oriente, Emiratos Árabes Unidos.

Hoy en día, 90 por ciento de los trabajadores del país no son qataríes, sino migrantes procedentes de Nepal, Bangladesh e India, y conseguir la nacionalidad en aquel país es un asunto complicado y costoso.

El Gobierno implementó en los últimos 10 años una serie de reformas a su ley de trabajo, entre ellas una que facilita la movilidad de los trabajadores migrantes por el país y la oportunidad de cambiar libremente de empleador, poniendo fin al sistema “kafala” donde los jefes eran los responsables únicos de las visas y estado legal de sus trabajadores. Además, el sector cuenta con un salario mínimo de mil riyales qataríes, unos 11 mil pesos mexicanos.

Actualmente, los trabajadores migrantes participan activamente en la construcción de la infraestructura que será usada para el Mundial de Futbol en 2022, proyecto para el que se han rehabilitado tres estadios y se construyen otros cinco.

LEG