Mario Antonio Ramírez Barajas

“Un mundo, un sueño”

Lema de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008

Mario Antonio Ramírez Barajas

Nuevamente los Juegos Olímpicos se encuentran bajo presión y pasando una dura prueba ya se había anunciado previamente la no participación de espectadores extranjeros durante los juegos. Japón no va a permitir el ingreso de personas con la intención primaria de asistir con ese fin, después de una reunión en la cual participó el Comité olímpico internacional, el Comité paralímpico internacional, el gobierno Metropolitano de Tokio y el Comité organizador así como el gobierno de Japón, todos decidieron respetar y aceptar plenamente esa decisión.

Ahora el secretario general del partido gubernamental de Japón, Toshiro Nikkai, concede la posibilidad de tomar en cuenta la opción de cancelar en definitiva los Juegos Olímpicos de verano, si la pandemia en su país empeora

“Lo que no te mata te fortalece”, es una frase perfectamente aplicable a los problemas superados hasta el día de hoy por el movimiento olímpico, en los juegos de 1908 concedidos a Roma, la erupción del volcán Vesubio, los hizo inviables y el COI lo resolvió otorgándolos a la ciudad de Londres; para 1916, Berlín sería la sede, no se llevaron a cabo por la Primera Guerra Mundial, se reanudaron hasta 1920 en Amsterdam, en la inauguración se liberaron palomas blancas como símbolo de paz, tema tomado y repetido por México en los juegos olímpicos de 1968.

En 1936 los juegos se realizan en Berlín, con los nazis en pleno apogeo y preparándose para la guerra, se presenta un intento de boicot por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Suecia el cual, no lograron concretar. El uso evidente de estos juegos con sentido político por parte de los alemanes fue claro: durante la inauguración el estadio se encontraba lleno de símbolos con la bandera suástica. En Tokio 1964 se prohibió la participación de Sudáfrica por su política de segregación racial, Munich 1972, se recuerda principalmente la acción terrorista del grupo denominado septiembre negro, en 1980 66 países se unieron a la convocatoria para boicotear los Juegos Olímpicos de Moscú por la invasión de Afganistán y en 1984 en Los Ángeles 14 países responden al llamado de Rusia para hacer lo mismo, en represalia a lo sucedido 4 años antes.

De todas estas complicaciones, el movimiento olímpico finalmente ha logrado salir adelante y no solamente eso, lo ha hecho fortaleciéndose cada vez más.

El COI ha trabajado también arduamente en superar complicaciones adicionales no relacionadas con la organización propiamente dicha de los juegos, y tiene retos importantes a resolver para garantizar la supervivencia de los juegos olímpicos: evitar el uso político para no permitir se convierta en una competencia entre países y se preserve el espíritu demantenerlo en el nivel de un desafío entre atletas; matizar la percepción de considerar el modelo económico por encima del espíritu de competencia y superación; lograr disminuir la importancia de la victoria en detrimento de la participación como objetivo fundamental; seguir avanzando en la equidad de género; continuar en la lucha frontal contra el racismo y evitar cualquier expresión de discriminación; equilibrar el fenómeno relacionado con la gran exposición mediática y la celebridad lograda por los campeones olímpicos en perjuicio de todos aquellos quienes participan y se encuentran situados fuera del exclusivo y pequeño círculo de la élite deportiva mundial y la inevitable necesidad de evitar a cualquier costo que, en el imaginario colectivo, se instale la idea de equiparar la vida con la competencia, donde la recompensa sólo lo obtiene el ganador y el perdedor tiene que asumirse como tal, con una afectación profunda al sentido de cooperación y deporte participativo.

En lo personal me identifico plenamente con los ideales del movimiento olímpico, y espero que de los Juegos Olímpicos de Tokio nuevamente emerja con mayor fuerza y penetración social, el deporte se convirtió en un fenómeno cultural de nuestros tiempos gracias a la presencia de los juegos olímpicos, como sociedad no debemos perderlos.

Es doctor en Administración Publica por la Universidad Anáhuac y presidente de la Federación Nacional de Ajedrez de México (FENAMAC).