Renata Díaz Barreiro Castro

El pasado 8 de marzo en el que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, miles de ellas protestaron para exigir un alto a la violencia de género y a los feminicidios. La valla metálica que levantaron las autoridades para proteger el edificio de Palacio Nacional, fue convertida por colectivos feministas en un homenaje con flores, consignas y nombres de las víctimas de feminicidio.

Un factor relevante a mencionar es que la violencia en contra de las mujeres comienza desde la infancia. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2016) 1 de cada 10 mujeres (4.4 millones) fue víctima de alguna forma de violencia sexual antes de cumplir 15 años. Los agresores sexuales más reportados por las mujeres son el tío(a) (43%), no familiar (34%), primo(a) (33%), desconocido (24%), hermano(a) (18%), otro familiar (13%), padrastro/madrastra (13%), otro (12%), padre (10%), abuelo(a) (8%), y madre (1%).

Además, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró un incremento a nivel nacional del 127% de 2015 a 2020 en la tasa de niñas víctimas de feminicidios por cada 100 mil mujeres menores de edad.

Particularmente, en 2020 cada 4 días se registra una víctima de feminicidio menor de edad en México. El 17% fue asesinada con un arma blanca, 9% con un arma de fuego, 69% con otro elemento, 5% no especificado.

Los estados que reportaron las tasas mas altas de víctimas de feminicidios de niñas menores de edad por cada 100 mil niñas fueron: Quintana Roo (1.14), Morelos (1), Nuevo León (0.98), Estado de México (0.87) y Sonora (0.86). Asimismo, resulta alarmante que casi la mitad de las víctimas de feminicidio menores de edad se concentran en estos 5 estados: Estado de México (22), Nuevo León (8), Puebla (8), Chiapas (8) y Veracruz (8).

Lo anterior, no solo implica que una niña fue asesinada, sino que además fue asesinada precisamente por ser mujer. Además, no siempre se adopta este término cuando se trata de niñas y adolescentes ya que actualmente en el Código Penal Federal Art. 325 no específica, de manera contundente, que el feminicidio se extiende a las niñas y adolescentes, ni se tipifica el feminicidio infantil, por lo que es posible que se invisibilice a las víctimas de feminicidio menores de edad. Si bien no todos los asesinatos de mujeres son feminicidios, el SESNSP en 2020 reportó que cada día se registra 1 niña víctima de homicidio menor de edad (529 anual).

Sin embargo, los casos anteriores se refieren únicamente a las víctimas de delitos que tienen una denuncia o una carpeta de investigación abierta, lo cual implica que no es posible dimensionar la problemática en toda su magnitud ya que de acuerdo con la ENVIPE 2020, el 93% de los delitos no son denunciados o no se abre una carpeta de investigación o averiguación previa. Lo anterior implica que muchos de los delitos cometidos quedan impunes.

Por un lado, es bien sabida la relevancia de denunciar cualquier violencia en contra de la infancia sobre todo por el grado de vulnerabilidad en el que se encuentran. Sin embargo, se debe subrayar también la urgencia de generar mecanismos, en nuestro sistema judicial, capaces de diferenciar grupos etarios en las tipificaciones penales y que cumplan con la identificación, investigación y sanción de estas conductas para que cualquier víctima tenga acceso a la justicia y el delito no quede impune.

Por lo anterior, y dadas las dimensiones de la problemática resulta fundamental visibilizar la situación de violencia, impunidad y desigualdad que persiste y que comienza desde la infancia de las mujeres. Debemos buscar construir una sociedad en la que las futuras generaciones no repliquen la violencia sistematizada en contra de niñas y trabajar en conjunto para garantizar su seguridad.