Rotar el ganado para mantener el pasto alto, intentar que las vacas se preñen al mismo tiempo o mejorar su alimentación son algunas de las tácticas que 62 granjas uruguayas empezaron a aplicar desde que participan de un proyecto para mitigar el impacto de la ganadería en el cambio climático.

En Uruguay, un país prácticamente sin industria y con casi cuatro vacunos por habitante (alrededor de 12 millones de animales), el sector agropecuario es responsable del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y tan sólo el ganadero se lleva el 62% de ese total.

En consecuencia, gran parte de las emisiones son de metano, derivado de la digestión de las vacas, el cual “tiene un peso importante en el cambio climático”, dice Cecilia Jones, coordinadora de la Unidad Agropecuaria de Sostenibilidad y Cambio Climático del Ministerio de Ganadería (MGAP).

Por eso, para abordar el tema del calentamiento global el país debe obligadamente mirar hacia la ganadería.

En ese marco, Uruguay lleva adelante desde 2020 el proyecto Ganadería y Clima con el apoyo técnico de la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) y financiación del

Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).

Su objetivo es reducir las emisiones directas e indirectas de GEI, “secuestrar” carbono en suelo y revertir los procesos de degradación de la tierra, al tiempo de aumentar la productividad “a través de prácticas climáticamente inteligentes”, explica a AFP Soledad Bergós, coordinadora nacional del proyecto.

El impacto de los cambios propuestos se conocerá sobre 2024, cuando los resultados finales del proyecto comparen las emisiones y el acumulado de carbono en suelo con los medidos al comienzo de la iniciativa.

LEG