Mario Antonio Ramírez Barajas

No es fácil encontrar estudios sociológicos o económicos sobre el deporte, pareciera más bien una ocupación de segundo orden, una especie de diversión y eso está relacionado con la visión lúdica y competitiva del mismo, se pierde de vista su profundo impacto sociocultural y, sobretodo, económico.

En México no hemos realizado investigaciones acerca del impacto del deporte como industria, en el producto interno bruto nacional (PIB), en España por ejemplo, lo han estudiado y tienen estos datos: las aportaciones del deporte son del 3.3% del PIB además de generar 14000 trabajos lo cual representa el 2.1% del empleo total del país.

En esta particular industria hay una gran demanda por ropa, material e implementos deportivos, alimentación, seguros, apuestas, viajes y desplazamientos, turismo deportivo, pago de inscripciones a clubes y asociaciones, entrenamientos y clases, entradas para los eventos deportivos masivos, diversa literatura relacionada con el deporte, pago por el uso de instalaciones y participaciones en eventos estatales nacionales e internacionales.

Esta demanda está cubierta desde clubes y federaciones, sector empresarial, compañías de construcción y de seguros, medios de comunicación, el propio estado también cuenta con un portafolio de actividades en todos sus niveles de gobierno y se genera una gran oferta de bienes y servicios deportivos para cubrir la demanda correspondiente.

Ante la interrupción de actividades masivas, provocada por la pandemia, la respuesta parece estar siendo encontrada por uno de los actores más importantes desde la perspectiva de la economía del deporte: la NBA.

Fueron los primeros en suspender desde el 11 de marzo su temporada, a partir de que Rudy Gobert, jugador francés del equipo Jazz de Utah dio positivo, ahora también son los primeros en reanudar y lo hicieron en busca de no permitir una afectación económica mayor, a causa de la situación sanitaria actual, crearon en Disney World en Orlando Florida una burbuja en la cual aislaron a los jugadores en busca de evitar la participación de quienes estuvieran contagiados y dar un seguimiento puntual a sus contactos para evitar brotes y contagios esto hasta el día de hoy lo han logrado.

Invirtieron 180 millones de dólares en 100 días de competencia y la NBA apoyó a cada una de sus franquicias con 30 millones de dólares para permitir su operación sin preocupaciones por los costos.

Hasta este momento la burbuja logrado evitar contagios y a quién se atreve a romperla es expulsado tal como ya lo hicieron con Daniel house de los Houston Rockets.

Encapsularon al deporte, y al parecer el modelo está resultando exitoso.

En México la Comisión Nacional del deporte está haciendo un gran esfuerzo por lograr ajustar un modelo de encapsulamiento con las condiciones necesarias para permitir la realización de los juegos nacionales CONADE.

La idea es la siguiente: realizar una prueba PCR cinco días previos a la salida al evento, aplicar otra 48 hora antes de viajar, un resguardo de al menos un día en el hotel de concentración y un lapso de otro día para poder participar en la junta previa y aplicar nuevamente el test de anticuerpos para así después de un día más de espacio, iniciar las competencias con estricto apego a las normas de sanidad.

Parece ser un buen modelo y muy viable, si funciona, permitirá a todas las federaciones deportivas nacionales utilizarlo como guía para reanudar nuevamente el calendario regular de eventos nacionales e internacionales y reiniciar la participación competitiva, en el marco de una pandemia que nos va a obligar a sujetarnos inevitablemente a una nueva normalidad la cual no sabemos a largo plazo, cómo será. Lo único seguro: nada va a ser como antes.

De entrada, el deporte estará encapsulado por el covid-19 por un largo tiempo.

FF

Es doctor en Administración Publica por la Universidad Anáhuac y presidente de la Federación Nacional de Ajedrez de México (FENAMAC).