Si un problema nacional no se trata en la mañanera, entonces no es problema para la 4T.

Desde Palacio Nacional, cada mañana, se tira un anzuelo que muerden con facilidad sus seguidores y con esa agenda se quedan. Pero también caen los críticos, que hacen de lo dicho cada mañana el tema de discusión nacional. Son expertos en ese manejo propagandístico, no hay duda.

Tienen muy claro que cuando llega a caer alguna pregunta incómoda, el Presidente batea el tema con alguna frase hecha. De inmediato salen al relevo los integrantes de ese elenco mañanero destinado a conducir la función hacia donde quieren.

Así, en esa dinámica, nos enfilamos todos con mucha facilidad hacia la defensa presidencial de Félix Salgado Macedonio, quien solo gana más fama entre sus electores. Con facilidad nos hemos enganchado en el tema del avión presidencial, en el de las redes sociales, en esos temas que hacen que se pierda la dimensión de los temas cruciales.

Pero siempre habrá temas que tiene tanto peso que pueden llegar a competir con esa agenda propagandística que se presenta puntualmente en Palacio a las 7 am.

Vamos camino a los doscientos mil muertos, con datos oficiales, por la Covid-19 y lejos de insistir en lo criminal y desastroso de la estrategia para contener la epidemia en México, la discusión es que algunos medios quieren una prueba de vida de que por ahí sigue Hugo López-Gatell.

Los niveles alarmantes de violencia en México están lejos de bajar. Al contrario, esta semana se registran los niveles más altos de homicidios dolosos en lo que va del año y ya nadie le recuerda al Presidente sus promesas de fechas específicas para que se erradicara esa violencia en la que vivimos.

Y cuando en estos días el centro del debate debería ser la violencia contra las mujeres, que también ha mostrado incrementos alarmantes, el discurso que se posiciona en las mañanas es que son las mujeres las violentas y por eso las tienen que frenar con un muro. Y peor que eso, cuando en la tribuna de la conferencia de Palacio se asegura que son violentas porque los conservadores las manipulan solo para dañar la imagen del Presidente.

El divorcio entre el discurso y la economía tiene una ventaja para quien busca engatusar a sus escuchas, los datos económicos son áridos y los indicadores macroeconómicos se han vendido como solo de importancia para los neoliberales.

Es imposible que pueda permear lo negativo que es tener un dato de inversión fija bruta con dos años consecutivos de caídas o un sector industrial en recesión desde el 2019. Menos aún explicar la depresión del sector constructor.

Pero hay indicadores que no necesitan gráficas complicadas para entenderse y que cada vez más van a generar un malestar general. Uno es el desempleo y otro el aumento de los precios en productos básicos.

Claro que en el discurso de los otros datos se podrá encontrar un responsable político entre los adversarios conservadores, pero la presión social que genera perder el empleo y que suban de precio los alimentos, los energéticos y otros productos básicos, acaba por afectar la imagen del Gobierno, de cualquier Gobierno.

 

                                                                                                                                               @campossuarez