El presidente Andrés Manuel López Obrador no ha querido ver que, al margen de las crisis sanitaria, económica y de seguridad, el país atraviesa una grave crisis social.

Y no nos referimos al coctel que las tres anteriores generan, sino a la manifiesta división que se palpa en cada rincón del país.

Cuando el país requiere de la unidad para superar las emergencias, es cuando más dividido se encuentra, en buena medida por el discurso presidencial que refuerza la visión de dos Méxicos cada mañana.

Entre buenos y malos, entre honestos y corruptos, entre fifís y pueblo bueno, entre ricos y pobres, el mandatario ha trazado una línea divisoria que se lee diariamente en las redes sociales y en actos de violencia no vistos antes.

Tan notoria es esta división que hasta la propia secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero convocó, el viernes pasado durante la conmemoración del CIV Aniversario de la promulgación de la Constitución a “volver a unirnos en una sola voz.

“En un solo corazón, en una sola palabra, rescatar la fuerza de México’’, dijo.

Pero tal unión es imposible si desde la tribuna más importante del país, la principal autoridad, vive para remarcar las diferencias y soslayar las coincidencias.

La exacerbación social se reflejará en las urnas, sin duda, en junio próximo, pero en los meses por venir antes del proceso electoral el Presidente puede hacer algo para que los resultados de la elección sean respetados y no tengamos hechos de violencia que lamentar.

Un país dividido es el peor escenario para un gobernante, a menos que esa sea su estrategia para mantener el poder.

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El senador Cruz Pérez Cuéllar, a quien muchos veían como el candidato de Morena a la gubernatura de Chihuahua pero que finalmente fue desplazado por el súper delegado Juan Carlos Loera, competirá por la presidencia municipal de Ciudad Juárez.

Aparentemente el hecho significa el fin de la disputa interna en el partido, desatada por la inconformidad de Pérez Cuéllar por los resultados de la “encuesta’’ que sirvió para desplazarlo.

Pero podría no ser cierto.

Versiones de testigos aseguran que Pérez Cuéllar se reunió en diciembre en la CDMX con la hoy candidata del PAN a la gubernatura, María Eugenia Campos y con el presidente nacional del partido, Marko Cortés.

La intención habría sido elaborar una estrategia para impedir que Loera gane la elección, como se lo había advertido Pérez Cuéllar públicamente.

Juárez, la ciudad más poblada del estado, tiene una larga tradición de gobiernos panistas; Pérez Cuéllar tendría que hacer una campaña inédita para ganar…o hacer como que hace para dinamitar el voto morenista y ponerle la mesa al blanquiazul.

Ya se verá en los próximos meses.

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Mario Delgado no ha podido sacar la designación de Mónica Rangel como candidata a la gubernatura de San Luis Potosí.

Por más que ha prolongado el proceso -es el único estado que no tiene candidato de Morena-, nomás no ha podido convencer a la militancia de aceptar a la ex secretaria de Salud del actual Gobierno de origen priista.

Los inconformes con la participación de Rangel en el proceso tomaron las instalaciones del partido en la capital potosina y no parecen dispuestos a negociar para destrabar el entuerto.

Por ley, la candidata tiene que ser mujer y no existe opción de colar un candidato hombre.

Pero si dejar vacante la candidatura en favor de un socio que podría ser Ricardo Gallardo, candidato del Verde a la gubernatura.

¿A poco sí?