Una vez más la cara del cinismo se llama Napoleón Gómez Urrutia. El que fuera perseguido por la Interpol por arrebatar 55 millones de dólares a los mineros, se siente con la autoridad moral de discutir un tema que nos obliga a recordar su pasado y a no olvidar que él es el padre del outsourcing de la minería.

Esta semana se discutió la eliminación de este tipo de contratación y Napillo aprovechó para subirse al tema, ya que aseguran está desesperado por aparecer en la vida política y crear distractores que tapen los numerosos asuntos en los que se le ha involucrado, temas que han dejado mal parado al partido que le obsequió la curul para que pudiera regresar a México.

Desde hace décadas, Napito y su familia han cometido abusos en el Sindicato Minero, pero uno de ellos está vinculado directamente al outsourcing. Napillo fue el primero que introdujo este tipo de contratación en el sector minero. Explico, lo que hizo fue cobrar millonarias cantidades de dinero por cada trabajador contratado bajo este esquema.

Por años cobró millones de pesos, ingresos que se mantuvieron ocultos para los trabajadores, ya que fueron recibidos en lo oscurito y además fueron utilizados para pagar a los abogados que contrató como defensa del desfalco de los 55 millones de dólares antes mencionados. Los mineros nunca vieron un peso de estos ingresos ya que no eran registrados.

Se debe preguntar al senador de Morena cuánto dinero recibió bajo este concepto, a cuántos trabajadores dejó sin protección social y de paso cuánto le cobraron tantos y tantos abogados que lo libraron de innumerables denuncias y, por ahora, de pisar la cárcel.

Hoy, Napillo quiere acabar de tajo no sólo con su cuestionable pasado, sino con la subcontratación, ya que ahora asegura que es una figura abusiva. Cabe mencionar que el outsourcing no debe desaparecer, sino que las empresas deben cumplir con sus obligaciones, de lo contrario, al no existir, advierten, se perderían más de ocho millones de empleos.

Pero analicemos por qué a Napito no le importa que más de ocho millones de familias se queden sin ingresos en medio de una pandemia; por qué si es presidente de la Comisión de Trabajo del Senado propone acabar con el sustento de éstas cuando más bien debería impulsar la generación de empleos.

La respuesta es sencilla: cuando tus hijos y esposa tienen para derrochar 50 millones de pesos mensuales, como es su caso, es fácil olvidar la realidad del país y la necesidad del pueblo. El que impulse la desaparición de empleos no solo es una burla para los trabajadores, sino que es muestra de su nula empatía.

Hay quienes estamos para recordarle que el pasado no se borra por más que pasen los días. Que no se le olvide que lo conocemos, que sabemos cómo llegó al Senado; que no se olvide que sabemos lo que hacía, que no se le olvide que la mayoría de los trabajadores fallecidos en el accidente de Pasta de Conchos fueron subcontratados con su autorización, que no se le olvide que nunca fue minero.

Es momento que los agremiados a su sindicato evalúen el actuar de Napito, que reconsideren los abusos que comete, ya que al seguir con él solo contribuyen a que sus hijos y esposa vivan a todo lujo. A él le vale que la gente se quede sin empleo, no le importa parar minas y exigir a sus sindicalizados que aguanten sin un salario, finalmente los Gómez Urrutia tienen millones de dólares para seguir viviendo como privilegiados.

 

                                                                                                            @CarlosPavonC