El presidente Donald Trump ha puesto un sello muy particular en su manera de gobernar, y de alguna forma ha incidido en la historia del mundo y su conformación geopolítica, sin embargo, ¿qué presidente estadounidense no ha tenido esa oportunidad y lo ha hecho?, analiza Gildardo López Hernández, académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana cuando se le cuestiona el porqué la elección del próximo 3 de noviembre debe considerarse histórica.
Resalta que el millonario ha destacado por la forma en que se comunica con los ciudadanos y con el mundo en general, a través de las redes sociales, a diferencia de antecesores más formales, quienes igual lo hacían a través de medios masivos más tradicionales.
En entrevista con 24 HORAS profundiza en el nacionalismo de su forma de gobernar y en el voto latino, y como este no actúa en bloque.
¿Donald Trump abrió muchos frentes de batalla?
-La política exterior estadounidense venía contrayéndose desde la administración de Barack Obama.
La presencia norteamericana militar y política en Europa, frente a Rusia, China, en Latinoamérica se redujo, y Estados Unidos volcó su vista a sí mismo, a la agenda interna.
Quizá con el presidente Obama no fue tan notorio, pues es un hombre empático, simpático y un gran comunicador, tendemos a generar empatía con él, pero fue el gran deportador de migrantes, por ejemplo, en los últimos 30 años. Su política exterior no fue amigable para con México ni para con el mundo, pero su personalidad nos fascina y tiene mucho cuidado en las formas.
¿Trump se vuelca al interior?
-Acentúa aún más la agenda interna, su prioridad está en el electorado interno. Es un nacionalista, su lema es “hacer a América grande otra vez”, lo que implica que hubo una gran América, y él es el encargado de hacerla regresar, si en el camino se le atraviesan derechos de terceros, instituciones u otros países, mal por ellos.
Él va sobre sus intereses…
-No le interesa nada de las relaciones internacionales que no le reporte un beneficio electoral dentro de los Estados Unidos. No presentó una plataforma globalizadora, de cooperación internacional, sino una para regresar los puestos de trabajo, las cadenas de suministro, de cerrar sus fronteras contra los bad hombres de la frontera sur, pero también a los canadienses que se aprovechan de los empleos.
Algunos afroamericanos dicen que los demócratas se quieren “apropiar” de su voto, ¿qué pasa por ejemplo con el voto latino?
-Existen grandes mitos en el análisis electoral respecto a México. Uno de ellos es el peso que tiene el voto latino y sus beneficios para México y Latinoamérica. Pensar en un voto latino monolítico es simplificar un fenómeno muy complejo. El voto hispano está compuesto en un 56% por descendientes de mexicanos, un 15% de puertorriqueños, un 5% de cubanos y el resto. Dentro de esos grupos existen diferencias.
¿Cómo cuáles?
-El voto de primera generación quizá siente mayor afinidad a sus raíces, siempre tendrán amigos o familiares ilegales, y lo viven como un tema personal, pero a una segunda generación ya no es un tema que le toque.
Y la segunda y tercera generación ya son ciudadanos estadounidenses de pleno derecho, y de alguna manera culturalmente, también por el discurso ideológico del republicanismo, el recién ciudadanizado percibe que reafirma su americanismo, su patriotismo, votando republicano.
Un ejemplo es la base electoral que le da el voto cubano al partido republicano en Florida, el venezolano, que tienen la característica de que son migrantes que provienen de regímenes de Izquierda que radicalizan su ideología izquierdista y encuentran un nicho natural con los republicanos, y ese apoyo es histórico.
¿El papel de los mexicanos?
-Con la enorme comunidad mexicana, además de estas consideraciones generacionales, debemos considerar el trato que se les da en Texas, que es discriminatorio, no así en la Costa Oeste, California, Oregon. Por eso no es lo mismo el hispano de Florida que el de Nueva York.
Además está el grado de integración del migrante, si ha permanecido en las comunidades de su origen, es muy probable que vote demócrata porque se tiende a pensar que son más amigables que los de migración.
Pero el voto de un latino que ha escalado socialmente será republicano, porque tiende a votar conservador, y el latino de clase media o pobre tiende a votar demócrata porque su plataforma generalmente conlleva beneficios sociales para él.
Gildardo López Hernández
Abogado y maestro en Administración Pública
Experto en temas internacionales
Con experiencia en Gobierno y la IP
LEG