Foto: Cuartoscuro/Archivo El nivel de agua acumulada en el suelo era lo que se ve normalmente durante una lluvia  

A más de una semana del paso de la tormenta Gamma y el huracán Delta por la Península de Yucatán, miles de personas continúan viviendo entre agua estancada, que comienza a representar un riesgo para la población.

En el municipio yucateco de Ucú, alrededor de 400 personas, de las 700 que viven en la comisaría de Yaxché de Peón, resultaron severamente afectadas por el desbordamiento de cenotes, pozos y fosas, que dejaron un nivel de agua superior a un metro de altura sobre la superficie terrestre.

En entrevista con Quadratín, el director de Salud de Ucú, Hugo Luna Magaña, mencionó que el nivel del manto freático, en cuya zona se encuentra a poco más de cinco metros de profundidad, se elevó desde el paso de la tormenta Cristóbal en el mes de junio, sin embargo, las lluvias intensas de principios de octubre provocaron la catástrofe.

“Nosotros prácticamente estamos a 40 kilómetros de la costa, pero estamos muy pegados a los cenotes subterráneos (…) aquí los cenotes se empezaron a rebosar, además de los pozos, las fosas que están bien o mal diseñadas y prácticamente quedamos bajo 1.2 metros de agua”.

El también colaborador del Proyecto Tuunich, describió que el pasado 7 de octubre, durante el paso del huracán Delta por Yucatán, el nivel de agua acumulada en el suelo era lo que se ve normalmente durante una lluvia, sin embargo, conforme el meteoro se fue alejando de territorio yucateco, el nivel de agua comenzó a subir de manera inesperada.

“Estuvimos al pendiente de todo lo que estaba causando la tormenta, pero cuando ya iba de salida a las 5 o 6 de la tarde, empezamos a recibir llamadas de auxilio porque entraba el agua a las casas (…) en cuestión de 20 o 30 minutos el agua se empezó a salir de control, llegando a 50 centímetros de altura”.

Mencionó que hasta el día de hoy, el ayuntamiento de Ucú, con ayuda del gobierno de Yucatán, han realizado alrededor de 70 viajes con pipas de 10 mil litros de agua cada una, pero estos esfuerzos han sido insuficientes para bajar el nivel de agua estancada.

Añadió que los pobladores le han sugerido realizar pozos profundos, pero debido a los señalamientos de expertos, quienes aseguran que el manto freático se encuentra a su máxima capacidad, abrir agujeros en el suelo provocaría que el agua de otras localidades salga por Yaxché de Peón.

Es por eso que como acciones preventivas, se han limitado a colocar abate en el agua, como una medida de prevenir infecciones, ya que a ocho días de haberse acumulado, el líquido que se encuentra dentro de las casas está sucia, huele mal y es peligrosa: “están expuestos a enfermedades cutáneas y gastrointestinales, son muchas las que van a empezar a padecer, incluso respiratorias, de antemano yo les recomendaría que se salieran de las casas hacia los refugios, pero la verdad es difícil convencerlos”, indicó .

Debido a lo anterior, Luna Magaña, junto con otras personas y organizaciones civiles, llevan a cabo una colecta que principalmente se enfoca en artículos de limpieza e higiene personal, “porque la gente está viviendo en aguas negras”.

Entre lo solicitado, se encuentran productos como cloro, detergentes, jabones, toallas femeninas, pañales desechables para niño o adulto, papel sanitario, gel para manos, cubrebocas y alimentos no perecederos como arroz, frijol, agua, leche empaquetada, azúcar, sal, café y harina, así como medicamentos básicos.

El director de Salud de Ucú reconoció que aunque las inundaciones afectaron a muchos municipios de la entidad, “habemos personas que fueron más dañadas y necesitan ese tipo de ayuda”, por lo que extendió una invitación a los lectores para ayudar a las personas de su municipio, poniendo a disposición el número telefónico 999 149 4939.

“Quisiera que esta invitación llegue a miles de personas, gobiernos, políticos, asociaciones, a todos los que nos puedan echar la mano, se los vamos a agradecer porque Ucú lo necesita, específicamente la comisaría de Yaxché de Peón”, finalizó.

 

EFVE