Foto: Cuartoscuro / archivo La dinámica de la educación a distancia durante la contingencia, afirmó Romero, “incrementó la presión y los retos de una manera increíble” para los maestros de educación preescolar  

En zonas de escasos recursos del oriente del Estado de México, la mayoría de los padres de familia sólo pueden proporcionar a sus hijos conexión de internet por la vía de recarga de datos de celular, y muy pocos cuentan con wifi en su casa, de acuerdo con encuestas realizadas a familias de San Agustín, Estado de México.

Así lo afirmó a 24 Horas Mariana Romero, maestra de educación pública del nivel preescolar que enfrenta las complicaciones del nuevo sistema educativo a distancia implementado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a raíz de la pandemia de Covid-19.

La dinámica de la educación a distancia durante la contingencia, afirmó Romero, “incrementó la presión y los retos de una manera increíble” para los maestros de educación preescolar.

“Nosotros realizamos una encuesta para ver de qué manera podríamos tener este acercamiento.

“La mayoría de los padres de familia, en la zona donde estoy, que es de escasos recursos, tienen acceso vía recargas, casi ninguno tiene acceso al wifi en su casa”, reveló.

La dificultad, continuó la docente, es tener esa conexión todos los días al menos 20 minutos, sin embargo, muchas familias tienen hijos en otros niveles educativos y los horarios en los que se imparten las clases con frecuencia se empalman.

En el nivel preescolar, expuso, se suma el reto de las características propias de las estrategias pedagógicas para niños de cuatro a cinco años, pues tienen un periodo de atención de entre cuatro a seis minutos, y que en condiciones óptimas se puede incrementar hasta diez.

“Ese reto (de mantener la atención de los estudiantes de preescolar) se incrementó 200%. La presión para nosotros es increíble.

“El trabajar en preescolar es 100% movilidad, no es a lo mejor como secundaria, o como en primaria que su trabajo es más en libros y el maestro casi no pone juegos, por así decirlo y los niños pueden permanecer más tiempo concentrados… (el reto) es descomunal”, expresó Romero.

Agregó que su jornada laboral se ha extendido prácticamente 24/7, pues ahora tiene que trabajar fines de semana para preparar sus clases y atender a los padres de familia.

“Ha sido un reto bastante fuerte para los docentes porque finalmente conocemos las tecnologías, pero en esta ocasión tuvimos que enfrentarnos a ellas y ver de qué manera podríamos interactuar con los niños de la misma manera como si estuviéramos en el aula”, concluyó.

LEG