José Ureña

El avance no es lineal.

En semanas anteriores se dieron muchos pasos en aras de encontrar una política sanitaria consensuada entre federación y estados.

Pero algo ha pasado y no para bien.

Por ejemplo, para ayer estaba prevista una reunión del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, y los secretarios de Salud locales.

Pero se suspendió.

El científico devenido a político para complacencia presidencial de repente cambió una vez más de estrategia para el manejo de la pandemia.

Para sorpresa de gobernadores y secretarios estatales de salud, debe aclararse.

¿Qué sucedió?

Pues López-Gatell no mantiene un diálogo general con ellos, como se estilaba, sino intercambios informativos de manera individual.

La idea, según su explicación, es incorporar posiciones de ellos a fin de estructurar una estrategia general en esta segunda etapa.

Destacadas, a juicio suyo, han sido las aportaciones del secretario de Salud de Jalisco, Fernando Petersen, y de Michoacán, Diana Celia Carpio.

Dato sobresaliente, porque sus jefes forman parte de los gobernadores en rebeldía y son de los más críticos, Enrique Alfaro y Silvano Aureoles.

ESTADOS CONFUNDIDOS

La suspensión de ayer abre un impasse.

Hoy será la reunión semanal de funcionarios federales, liderados por la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, con los gobernadores.

Pero la Conago de Juan Manuel Carreras llegará prácticamente a ciegas.

No tienen idea de qué propondrá el subsecretario Hugo López-Gatell para las nuevas reglas que decidirán el semáforo epidemiológico.

Dicho de otra manera, por lo menos habrá discusión -o intercambio de información, si se prefiere- y ojalá no nuevas confrontaciones y acusaciones.

Porque si los nuevos planteamientos del señor López-Gatell no gustan, habrán resultado inútiles los avances de las semanas anteriores.

Malo, porque las consecuencias son los tumbos de una política sanitaria, mientras el país se divierte con el circo de Emilio Lozoya, la rifa del avión que no se rifará y otras pistas de distracción.

DEMAGOGIA DE BATRES

1.- A propósito del avión presidencial:

El senador Martí Batres también distrae con la promesa de regalarlo para beneficio del sector salud gubernamental.

Demagogia:

Se rifará dinero, no el José María Morelos y Pavón, y a lo sumo puede aspirar a premios de millones de pesos.

Y como es uno de los especialistas del régimen para el escándalo, imagine usted si de verdad gana y entrega el dinero.

Tendremos espectáculo por los siglos de los siglos.

2.- Quien sí puede presumir es Alejandro Moreno, Alito: desde su lanzamiento para presidente del PRI habló sobre la necesidad de castigar la corrupción.

-¿También en el caso de Enrique Peña Nieto? –le pregunté.

-En esto no caben titubeos: o se está a favor de la moralización o no se está –me contestó en el restaurante La Pigua de Campeche.

A ver si aprovecha la ocasión.

Y 3.- Lo dicho: la pandemia premia a los buenos gobernantes y castiga a los malos.

Sinaloa tuvo el primer caso de coronavirus y el gobernador priista Quirino Ordaz se ha posicionado con una aprobación –Consulta Mitofsky dixit- de 69.7%.

Una calificación inusual en estos tiempos.

Le siguen los panistas Mauricio Vila, Francisco Domínguez y Carlos Mendoza Davis.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.