Nativos digitales, llamaba Marc Prensky en su artículo “Digital Natives, Digital Immigrants”, publicado en la revista On the Horizon en 2001, a las y los jóvenes estudiantes que han crecido en un mundo de tecnologías digitales, en donde el uso de dispositivos electrónicos, internet, mensajes de texto, blogs y redes sociales, es tan normal para ellos como hablar o caminar.

En el Informe “Estado mundial de la infancia 2017. Niños en un mundo digital” de UNICEF, se revelaba que el 71% de la juventud a nivel mundial estaba en línea, puntualizando que uno de cada tres usuarios de internet tenía menos de 18 años, y que los niños estaban accediendo a la red en edades cada vez más tempranas.

Es normal que se presente un choque generacional o por diferencia de aptitudes digitales, entre personas poco familiarizadas con las tecnologías de la comunicación y de la información (TIC), respecto de aquellas que las ocupan, porque las conocen desde que nacieron o se han adaptado a ellas, de tal manera que están acostumbradas a compartir mucha información inmediata, y su forma de pensar y relacionarse es diferente a la que se solía tener.

Las TIC, si se utilizan adecuadamente mediante políticas públicas que las aprovechen, han demostrado tener un impacto positivo. Pueden ser instrumento de inclusión e incrementar la posibilidad de transmitir conocimientos, como el caso de la iniciativa educativa en Brasil, del gobierno del Estado de Amazonas del Centro de Medios para la Educación, que ha hecho uso de la televisión vía satélite para socializar contenidos educativos, orientados a la niñez que vive en zonas rurales.

La pandemia está redireccionando la forma de desarrollo e interacción. Si bien a todas y todos nos tocará adaptarnos, las y los jóvenes, junto con las y los niños, crecerán en esta nueva realidad, en donde diversas crisis se conjugarán con la actual, en lo económico, laboral, político y social, acentuando la desigualdad.

Tomando como pretexto el Día Internacional de la Juventud (12 de agosto), frente al inicio del ciclo escolar que será diferente a lo que conocíamos, cabe reflexionar sobre los cambios en los modelos de enseñanza-aprendizaje.

Las y los estudiantes tendrán que adquirir nuevas capacidades que demandará el mercado laboral, afines a las necesidades de la llamada cuarta revolución industrial, donde ser un community manager, un desarrollador de big data o un beta tester resultará de gran utilidad.

La manera de buscar empleo también será distinta. Cada vez es más común utilizar las redes sociales, aplicaciones móviles o plataformas web. Así lo plasmó un estudio de la Asociación Mexicana de Internet que señalaba que, en 2018, 94% de las personas encuestadas buscó empleo a través de bolsas de trabajo en línea.

Ante los complejos escenarios que se avecinan resultado de esta crisis sanitaria, nuestra juventud está en riesgo de estancamiento, por ello, resulta indispensable diseñar e implementar una política digital nacional, para reducir las brechas digitales, proteger su privacidad, e idear alternativas de desarrollo.

Decía Jack Dorsey, Cofundador y CEO de Twitter, que: “el mundo se puede cambiar en 140 caracteres”. Si somos capaces de expresar tanto en tan poco espacio, quiero creer que encontraremos la manera de que nuestra juventud no limite su empuje para crecer.

Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO) twitter: @navysanmartin

 

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