Aunque durante casi cinco meses las autoridades han dado diversa información, cuando el Covid-19 entra a casa no sabes qué hacer, compartió Ricardo Ríos, quien recientemente perdió a su padre por la epidemia, en entrevista con 24 HORAS.

“A pesar de que hay tanta información, realmente no sabes por dónde empezar cuando te toca. El 911 es muy limitado. El tiempo para tener cita, hacer la prueba y tener el resultado se podía llevar de cuatro a siete días. Eso nadie te lo dice”.

El entrevistado compartió que aunque su papá mantuvo el confinamiento durante dos meses, tuvo que retornar a su trabajo, pues sus ingresos dependían del servicio de fletes que ofrecía y de trabajos como herrero, electricista, plomero e incluso hacía trabajos de albañilería, por lo que piensa que se contagió en la calle.

Además de la prueba, compartió que fue difícil encontrar servicio de oxígeno.

“Los servicios de la empresa INFRA están acaparados por los derechohabientes del IMSS y del ISSSTE, no todos los oxímetros sirven. Nosotros teníamos tres y sólo dos daban lecturas iguales”.

Ricardo también resaltó el cómo han incrementado los precios en los concentradores de oxígeno, pues recuerda que en 2018 una de sus tías, con EPOC, adquirió uno en 10 mil pesos, y ahora están en 35 mil, supuestamente ya con descuento.

“La ambulancia cobra tiempo de espera en el hospital, y si no te lo reciben te cobran el traslado de regreso.

“Los doctores te pintan el peor panorama desde que lo ingresas para que no te hagas muchas expectativas una vez que lo intuban”, expresó el habitante de la Ciudad de México, quien logró hospitalizar a su padre de 69 años en el Hospital General Manuel Gea González.

Desafortunadamente, su padre, de quien prefirió reservarse su nombre, sólo permaneció hospitalizado 14 días, y falleció a finales de julio. La causa notificada por el hospital fue neumonía atípica por Covid.
Las malas experiencias no pararon, pues a pesar de lo difícil que resulta reconocer el cuerpo de un familiar, todavía le pidieron propina.

A Ricardo, un familiar lo apoyó donándole un servicio funerario con Gayosso que tenía contratado previamente; sin embargo, en la sucursal de la Zona Rosa, ni siquiera le dieron la opción de decidir cómo sería el destino final de los restos de su padre.

Uno de los recuerdos de su padre que el entrevistado quiso hacer público fue su gusto por el helado de chongos zamoranos, el cual no sólo compartía con su hijo, sino también con sus nietos.

 

LEG