Ángel Álvaro Peña

De nuevo falla la protección a periodistas en México, acaba de ser asesinado Pablo Morrugares Parraguirre, en Iguala, municipio de Guerrero, junto con la escolta que le asignó el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que depende de la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración.

Porque la función del Mecanismo debe ser preventiva y no sólo dedicarse a dar pésames a las familias de los periodistas muertos, como ha sido desde su creación en el sexenio pasado y no ha cambiado nada su estructura, incluso hay todavía varios funcionarios públicos incrustados en su estructura desde el sexenio pasado, que seguramente sabotean lo poco que tiene de bueno dicha dependencia.

Esta vez la víctima fue Pablo Morrugares Parraguire, quien iba acompañado de la escolta proporcionada por el Mecanismo, quien también murió la madrugada del domingo 2 de agosto por disparos de arma de fuego.

El comunicador sufría amenazas de muerte de hace más de cuatro años, a pesar de ello la protección sólo sirvió para aplazar su ejecución. Ya había sufrido un atentado junto con su esposa, pero salieron ilesos y la delincuencia no se detuvo hasta que logró su cometido.

Para los periodistas del país debería ser una garantía de vida el hecho de acogerse a este Mecanismo, el cual debe garantizar la integridad, pero su eficacia deja mucho que desear, porque cuando no les falta presupuesto, les falta gente y hasta armas para proteger y protegerse. El Mecanismo está tan abandonado en los últimos meses que deben delegar responsabilidades en órganos descentralizados para contar con el personal capacitado que le brinden seguridad a los periodistas y a los defensores de los Derechos Humanos, quienes a pesar de acudir a esta instancia están en peligro de muerte.

Solamente en Guerrero van dos periodistas muertos en la presente administración, a pesar de estar protegidos por esa instancia burocratizada que es el Mecanismo de Protección a personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Las oficinas de este Mecanismo son un laberinto de burocracia, porque los viejos funcionarios de las anteriores administraciones tienen capacidad de decisión, lo cual es muy grave porque tienen al enemigo en casa, pero no sólo es esto, sino que en esas oficinas no puede un periodista sentirse protegido, sino agredido.

Resulta que Luz Teresa Vergara, directora del área de Seguimiento de dicho Mecanismo, trata con la punta del pie a quienes acuden a solicitar información y les niega accesos, así como datos precisos para que los comunicadores puedan sentirse en realidad protegidos. Lo que está en juego es la vida de los periodistas y no se trata de un simple trámite burocrático, pero la deshumanización de las oficinas del Mecanismo tiene su repercusión inmediata en los hechos de sangre que no pueden evitar a pesar de ser su única responsabilidad.

El responsable de este mecanismo, Aarón Mastache aseguró, a principios de año, que esperaba tener mejores herramientas y mejores recursos para garantizar la integridad de periodistas y defensores de los Derechos Humanos. Al parecer ni herramientas ni recursos le han otorgado ya que en lo que va del actual sexenio asesinaron en Guerrero otro comunicador. En 2019, Edgar Alberto Nava López fue asesinado en Zihuatanejo.

Como podemos ver, la agresión contra los periodistas continúa como si no existiera ese Mecanismo que, a la hora de ser asesinados, las instancias burocráticas sólo son puntuales para dar el pésame.

Porque además de esta simulación, los comunicadores son objeto de agresión de las propias instancias del Mecanismo; que en primer lugar investigan, como primera instancia, si el periodista tenía vínculos con el crimen organizado, lo cual resulta un verdadero insulto a la dignidad de los comunicadores y sus familias. Y cuando los comunicadores logran salvarse del atentado, restan importancia al hecho, asegurando que no se trataba de un atentado sino de un intento de robo de auto, para evitarse trabajo.

Es urgente la refundación de este Mecanismo para que se humanice y, sobre todo, se convierta en una entidad responsable que, por lo menos, justifique sus salarios. Mientras eso sucede esperamos no sumar una víctima más en las filas del periodismo. PEGA Y CORRE. – Felicitamos a nuestra compañera Isabel Arvide por ser nombrada cónsul en Turquía. Enhorabuena… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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