Nada del habitual frenetismo sin cuartel, lo del futbol europeo en este extraño 2020 va entre pausas y acelerones.

De nada sirve a los preparadores físicos y directores técnicos pensar nostálgicos en aquellos años en los que desde el breve parón invernal no había tregua hasta cerrar mayo (y eso para quienes lo había, porque en la Premier ni siquiera). Tiempos en los que la temporada tenía tintes de competencia de ciclismo de ruta, a cada semana los futbolistas programados para pedalear varias veces contrarreloj y ascender por los Alpes.

Tras ese frenesí, agosto solía ser el mes del reinicio de las ligas; planteles casi cerrados con sus nuevas incorporaciones, fases previas de los certámenes europeos, recuerdos que se iban deslavando de lo conseguido o errado en el ejercicio anterior. Opuesto a eso, apenas ahora se disputará el más ambicionado de los títulos que es la Champions League.

Hablábamos de que esta temporada en realidad han sido tres. La primera hasta antes del parón en marzo, sin imaginar nadie lo que estaba por desencadenarse. La segunda tras la reanudación entre mayo y junio, pies tiesos luego de tan dilatado periodo en casa y siguiendo rutinas de ejercicio por videollamada. La tercera todavía por comenzar con las fases finales de las competiciones continentales.

Mientras que en la diluida normalidad todos se jugaban el avance a semifinales y final de Liga de Campeones entre los compromisos más demandantes de liga y copa local, cracks a velocidad crucero, inevitables lesiones, el resultado del fin de semana influyendo anímicamente en el del miércoles, ahora todo luce como módulos o células aislados. ¿O hubo alguna relación entre el inconsistente Real Madrid preconfinamiento y el tractor que regresó? ¿O alguien se atreve a trazar una gráfica de continuidad entre las vueltas de octavos de final y las idas efectuadas en el remotísimo mes de febrero? ¿O hay algún vínculo, como no sea el marcador, entre la visita del Barça a Nápoles y lo que viene con los napolitanos en el Camp Nou?

A eso se añade la particular circunstancia de cada liga. Los franceses, París Saint Germain y Olympique de Lyon, no concluyeron sus ligas, así que su rodaje se limita a casi nada. Bayern Múnich reaparecerá a un mes de completar otra campaña con doblete liga-copa. Real Madrid, Atlético y Barcelona han tenido una semanita de vacaciones, insospechada bajo la óptica anterior de que no se hilaban dos días de descanso entre diciembre y junio. Los italianos no van a disponer más que de unos días entre el cierre de la Serie A y su afán de meterse a los cuartos de final en Portugal, al tiempo que el City ha podido reposar algo más.

En resumen, cada cual pretende asaltar la copa de las grandes orejas desde su muy peculiar e irrepetible circunstancia. Llegados a este punto, los estadios sin público constituyen la menor de las rarezas. Lo de verdad inaudito y desafiante es ese freno-sprint-freno-sprint donde todo era aceleración.

Twitter/albertolati

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