Estamos a punto de conocer, si es que existen, videos de personajes de la política de distintos partidos recibiendo dinero para aprobar la reforma energética que impulsó Enrique Peña Nieto.

Si es cierto lo que se ha publicado en los últimos días sobre las presuntas entregas de dinero a legisladores a cambio de su voto, nos encontraremos en un escenario muy parecido como el que se dio a principios de siglo cuando René Bejarano, Gustavo Ponce, Carlos Ímaz y Jorge Emilio González fueron captados recibiendo sobornos.

Los video escándalos en los aparecieron perredistas y el dueño del Partido Verde, causaron indignación en la sociedad, al grado de que de que la mayoría de los involucrados ya no están visibles en la vida pública del país; sólo Bejarano se mantiene vigente con su agrupación y la presencia de Dolores Padierna como diputada de Morena.

El juicio que se le seguirá a Lozoya Austin podría causar desencanto en la sociedad, ávida de justica por la profunda corrupción que hay en el país. Realizar el juicio a puerta cerrada so pretexto de la pandemia, es una burla para quienes esperan que se purifique la vida pública de México.

El Poder Judicial tiene una oportunidad, como nunca antes, de convertirse en el fulcro de la vida institucional del país. Dar máxima publicidad al juicio contra Lozoya, transparentar las actuaciones de jueces, de la Fiscalía General de la República y del propio acusado, les daría a los mexicanos motivos para confiar en la ley y la justicia.

De no hacerlo, de llevar el juicio a lo oscurito, a la penumbra de los juzgados, dejará al Poder Judicial como cómplice de componendas y, se confirmaría que solo hay “justicia” cuando hay dinero. Gente con dinero, gente con poder, dicen.

A Emilio Lozoya no le conviene la opacidad en su juicio. Si sus declaraciones sirven para llegar a más corruptos y con eso obtiene inmunidad para él y su familia, podremos estar confiados en que la ley se impondrá a los intereses obscenos de exfuncionarios públicos.

Hoy puede comenzar una nueva era en la aplicación de la ley en México. ¡Dale play!

La Letrina. Enrique Peña Nieto se ufanaba de su Nuevo PRI. César Duarte, Javier Duarte, Roberto Borge, jóvenes priistas, decía, que hacían un buen papel como gobernadores, argumentaba. Los Duarte están, uno en la cárcel y el otro pidiendo amparo para no ser extraditado. Borge también está tras las rejas. La punta de iceberg de la corrupción parece que será intocable pues se tendría que demostrar la traición a la patria.

Pero debajo de Peña Nieto hay muchos exfuncionarios que acompañaron al expresidente en sus tropelías. A ellos ¿los alcanzará la justicia?

 

                                                                                                                   @Fercoca