@guerrerochipres

 

Los hábitos de consumo y las capacidades de bancarización se transforman con las consecuencias de la pandemia, que actualiza plataformas lanzadas apenas con un despegue tibio a fines del año pasado por el Banco de México y por la Asociación de Bancos de México, encabezada esta última por Luis Niño de Rivera.

Entre las profecías reactualizadas del fin de los billetes y las monedas, herencia bicentenaria de un debate del siglo XIX, destacan dos ejemplos: la proyección de Estocolmo para dejar de utilizar efectivo en una década y la desaparición de las monedas en Corea del Sur.

Lo práctico de adquirir suministros desde el hogar y resguardarse de las multitudes insanas, fortalece para clases populares y acomodadas que están por encima de la brecha digital la potencialidad de herramientas como la banca digital, la compra en línea y el CoDi, que puede ser un aliado necesario en nuestro contexto.

La era de la Covid también se revela como un tiempo de contradicciones encontradas, la tensión entre estudios científicos y sus respectivos fake news o responsabilidad social e ignorancia individualista. Para muestra, la Organización Mundial de la Salud, que desmintió a la prensa británica después de que ésta señalara la supuesta cualidad infecciosa del dinero, y puntualizó que el efectivo no es un vehículo de la enfermedad (aunque recomendó medidas higiénicas tras su manejo).

Pero China —que ni en las condiciones excepcionales deja de ser el dragón dormido al que se refirió Napoleón y cuyo umbral de experiencia es un poco mayor frente al coronavirus— empezó a desinfectar, desde enero, cifras industriales de billetes y monedas, según informó su Banco Central.

A nivel local, entre la estrategia y la infraestructura, la Ciudad de México se prepara para el cambio de color del semáforo. Sus vías paralelas son la recuperación económica y un índice de contagio mermado. Cada día, el Gobierno que lidera Claudia Sheinbaum puntualiza los pasos del plan maestro hacia el tránsito al siguiente color después del rojo.

La CDMX y la ABM acordaron acciones para el trabajo coordinado entre bancos, asociaciones y cámaras empresariales para que el confinamiento y la sana distancia tengan un alcance mayor.

La decisión de los Bancos de México es preservar el trabajo remoto en un promedio de 53 mil empleados y hacer movimientos ligeros para esquivar las grandes aglomeraciones; desde los horarios escalonados hasta la diversificación de las fechas de pagos quincenales; además de sacarle el mayor provecho a las ventajas del CoDi (la ausencia de comisiones, el resguardo de las masas y del contacto con efectivo).

La aplicación de cobros digitales a cualquier persona o comercio con un teléfono móvil favorece la movilidad de 20 millones de personas que con una pequeña acción podrían marcar un cambio significativo y reactivar la economía sin aglomerarse.

Diversificar fechas de pago y ausencia del efectivo contribuirá a la aceleración del tránsito en el semáforo de la emergencia sanitaria.