José Ureña

Nadie sabe si fue motu proprio.

Pero quienes conocen los hilos del poder niegan autonomía a Alfonso Ramírez Cuéllar en cualquier dirección.

Utilizan un dato para ilustrar su dicho:

No ha sido recibido en el despacho presidencial.

Vaya, ni siquiera ha tenido el saludo ni el reconocimiento de Palacio Nacional tras ser electo dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Circunstancia clave, porque en teoría llegó a conciliar, a poner orden y a organizar la fuerza política del Gobierno.

La base electoral sobre la cual gira la pretensión de retener la Cámara de Diputados en 2021 para profundizar las reformas.

Con esos elementos, la pregunta es:

¿Por qué Ramírez Cuéllar hizo una propuesta para darle poderes fiscalizadores y de persecución al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)?

Generó una oleada de desaprobaciones, muy merecidas en un Gobierno auto definido como democrático y garante del Estado de Derecho.

CUÁNTO DESPROPÓSITO

Por fortuna todavía hay retenes.

Aquí lo hemos repetido:

Ante tanta ocurrencia de morenistas, quien se ha colocado a la vez como cancerbero del régimen y de la ley es Ricardo Monreal.

Recientemente el oscuro diputado Edelmiro Santiago Santos Díaz sugirió pasar las pensiones de los trabajadores al Banco del Bienestar.

Antes la gris senadora Soledad Luévano planteó acabar en los hechos la separación Estado-iglesias, con el fin de hacerlas partícipes en actividades públicas.

Hay muchos ejemplos más, pero para qué seguir.

Como la estulticia es infinita en muchos de esos legisladores o políticos, es necesaria la actitud sensata del ala racional de Morena y, por supuesto, la unidad de la oposición.

Sin ésta, la Cámara de Diputados ya hubiera perdido su soberanía para manejar el presupuesto federal y ya estaría éste en unas solas manos.

Hoy el tema está en la desaparición de los fideicomisos públicos, una fortuna -el Gobierno va por 781 mil millones de pesos- ahorrada durante decenios.

Monreal se ha puesto al frente de ese rechazo y, en la lambisconería de quedar bien con ya saben quién, van hasta contra el Fondo de Desastres Naturales (Fonden)

Cuánto despropósito.

MÁS INSUMOS POR FAVOR

En estos tiempos hay trabajo extra para Marcelo Ebrard por la crisis sanitaria.

Él comanda las negociaciones internacionales a fin de obtener equipos e insumos médicos necesarios en el cuidado de enfermos con coronavirus.

Se espera una demanda crucial durante las próximas semanas, como indica la ocupación de 80 por ciento de las camas disponibles en la Ciudad de México.

Por fortuna llegan y vienen más.

Por ejemplo, ayer el director del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez, informó que acaba de recibir 200 ventiladores invasivos adquiridos a China.

Donde más claman por el envío de ellos es en provincia, sobre todo en ciudades donde la enfermedad se ha propagado más.

Como pueden, los gobiernos estatales tratan de prepararse porque, desconfiados del discurso federal, esperan demandas mayúsculas en los próximos dos meses.

Lo hacen inclusive a costa de sus economías, con deudas tanto para reforzar las instalaciones hospitalarias para servicios ordinarios como para los extraordinarios de coronavirus.

LEG

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