José Ureña

No ha de haber sido fácil para Esteban Moctezuma.

Convenció y justificó.

Al interior del gabinete, en especial del área sanitaria, había resistencia a reanudar clases para terminar el ciclo escolar en tiempo y forma.

Tal vez todos pensaban en el sistema tradicional de la enseñanza: presencial, con maestros y alumnos en las aulas.

Inclusive en la conferencia matutina del jueves pasado se anunció oficialmente el reinicio hasta el 17 de mayo, lo cual daría por perdido el curso 2019-2020.

O sea, un mes y un día después.

Pero se alinearon las cosas y ayer el secretario de Educación Pública confirmó la primicia dada aquí el miércoles 16.

El programa Aprende en Casa, dijo Moctezuma y lo boletinó después, se sustenta en los libros de texto gratuitos.

Ese será el esquema apoyado en las plataformas escogidas -aquí recordamos las donaciones ad perpetuam de Google y Microsoft- como auxiliares.

Dicho de otra manera, se cumplió la expectativa de la SEP al ser la primera en suspender actividades el 20 de marzo.

EL SISTEMA DEL FUTURO

Pero la experiencia dejará mucha escuela.

Algunas instituciones privadas desde hace tiempo se auxilian con esos programas y les han dado magníficos resultados en primaria y secundaria.

Ahora son obligatorios en la enseñanza pública y, en la evolución previsible, llegaron para quedarse y enriquecerse permanentemente.

Cuando pase la emergencia sanitaria y se regrese a las clases en salones, seguramente estudiantes y profesores ya no estarán tantas horas.

Unos y otros se habrán acostumbrado a usar el internet para completar su enseñanza y combinarán las horas presenciales con las de distancia.

El programa Aprende en Casa, como ayer lo ratificó Esteban Moctezuma a los secretarios de educación de los estados, tiene larga vida.

Inclusive se analiza cómo fortalecerlo y para eso están, por ejemplo, Televisión Educativa y los proyectos impulsados para ofrecer internet gratuito en todo el territorio.

En este sentido, se cumple lo señalado también aquí el miércoles: estamos ante una revolución educativa, allende una reforma educativa.

LOS ESTADOS PIONEROS

1.- La pandemia ha permitido ver el carácter de los gobernadores.

Unos claman por más recursos, como los panistas, otros exigen información veraz como el bajacaliforniano Jaime Bonilla y algunos más muestran audacia.

Hablemos de Claudia Pavlovich, Carlos Joaquín, Enrique Alfaro y Antonio Echevarría.

Con distinto tono y sanciones, los cuatro han decidido el aislamiento obligatorio para frenar el coronavirus, acción nacional no recomendada por Hugo López-Gatell.

Veremos el resultado en los índices finales de mortalidad y morbilidad.

2.- A propósito, además de reclamar al Gobierno federal la difusión real de víctimas de Covid-19 en Baja California, Bonilla se hizo el examen e informó a su población: salió negativo.

Y 3.- En contraste a ese carácter, otros políticos se aprovechan de la necesidad de la gente en la pandemia y hacen campaña.

Se dan por distintos rumbos -San Luis Potosí, Guerrero, Guanajuato, Jalisco- y con distinto cargo, desde diputados federales hasta regidores.

Reparten artículos de primera necesidad con su fotografía y nombre, en espera de ganar adeptos y votos.

Ojala resulte lo contrario.

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