El escritor chileno Luis Sepulveda falleció ayer a los 70 años de edad en el Hospital Universitario Central de Asturias, tras permanecer internado durante semanas por Covid-19, del que se contagio durante un viaje a Portugal para un encuentro literario.

El autor de origen chileno fue uno de los primeros casos en España y su muerte fue confirmada por su familia, en un comunicado firmado por Carmen Yáñez, su esposa, y por el mayor de sus hijos; juntos agradecieron a las autoridades sanitarias por haber hecho su trabajo con profesionalismo, entrega y muestras de cariño.

En vida, el autor de Nombre de torero (1994), Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar (1996) e Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud (2013), entre muchos otros títulos, se convirtió en uno de los autores latinoamericanos más leídos de Europa.

Al respecto, Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la República de Chile, declaró que “hoy hemos amanecido con una noticia muy dolorosa y triste. La vida de Luis Sepúlveda se apagó a causa del Covid-19”.

Inquieto ante la injusticia

Durante su juventud, después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, Luis Sepúlveda fue encarcelado en 1973, y en 1977 tuvo que abandonar Chile; recorrió varios países, como Nicaragua, donde participó en la Revolución Sandinista. Después se trasladó a Alemania, donde trabajó como corresponsal de prensa y encontró su pasión por el periodismo de medio ambiente para después unirse a las fuerzas de Greenpeace; además, escribió relatos, teatro y novelas.

Luis Sepúlveda, además de ser el autor de Un viejo que leía novelas de amor, reconocida con premios como el Tigre Juan y en la actualidad texto referente en la literatura hispanoamericana, también es autor de obras como Fin de siglo, Patagonia Express o La Rosa de Atacama.

 

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