Algún indicador habrá visto el presidente Andrés Manuel López Obrador para animarse a corregir uno de los datos más evidentemente falsos que ha dado recientemente en materia económica en sus mañaneras.

 

Difícilmente fue la elevada tasa de pérdida de empleos lo que lo hizo rectificar. Lo más probable es que el dato que pudo haber influido en su cambio de discurso fue esa notable baja en su popularidad y su relación con mantener su estrategia de los otros datos.

 

No hace muchos días, López Obrador aseguró que tenían una reserva de 400 mil millones de pesos, listos para usarlos en la reactivación económica. Vamos, ni su propio secretario de Hacienda fue capaz de mantener la palabra de todos esos miles de millones disponibles, porque simplemente no existen.

 

Ayer el Presidente corrigió y ubicó más cerca de la realidad el monto de los recursos que podrían tener para hacer frente a las consecuencias económicas del Covid-19. Ya no son 400 mil millones de pesos, ya son 40 mil millones de pesos.

 

La diferencia es abismal y no hace sino confirmar las dudas de los mercados, los analistas, los empresarios y de cualquiera que le entienda un poco a la trascendencia de esos números sobre la capacidad de la actual administración de articular un plan creíble para enfrentar la recesión económica.

 

Pero para el grueso de la población que le apoya no hay diferencia realmente entre 400 y 40 mil millones de pesos. Creen en lo que dice el líder de la 4T y lo demás no importa.

 

Es por eso que, en ese acto de descarada honestidad, el propio Presidente acepta que esta terrible pandemia del coronavirus le vino como anillo al dedo a su movimiento. Porque hoy tiene un incontrovertible enemigo que puede cargar con todas las culpas que hagan falta.

 

México llegó a la pandemia en recesión, una inducida por las políticas de Gobierno, pero hoy los más duros de la 4T no solo culpan al Covid-19 del aumento en el desempleo, sino que se atreven a amenazar a las empresas que tengan que despedir trabajadores.

 

Así la emergencia sanitaria escondió el hecho de que terminamos el 2019 con el peor resultado económico en una década.

 

Los datos económicos que hemos conocido hasta ahora, que reflejan una economía estancada, tienen que ver con las malas políticas públicas implementadas durante el primer año de Gobierno de la 4T y no con las medidas adoptadas, tarde, por la pandemia en México.

 

Este anillo al dedo permite lavar la cara de la 4T del terrible manejo económico del 2019 y culpar desde ya al SARS-CoV-2 de cualquier mal resultado habido y por haber.

 

Y con algo más, para todos aquellos que no le entienden al tamaño de la caída que enfrentamos. Cuando la economía finalmente se levante del derrumbe en el que estamos ahora mismo, tras una contracción del Producto Interno Bruto del 6% o más, y tengamos un rebote del 4%, desde ahora va la apuesta de que será el propio Presiente el que diga que habrá cumplido su palabra de tener tasas de crecimiento de ese porcentaje.

 

                                                                                                                                    @campossuarez