Leo entre algunos partidarios del 4T –no de los recalcitrantes, sino de los moderados, esos que últimamente han tenido que dejar caer algunas críticas contra lo que solo podría defenderse desde el sectarismo más rabioso– lo de que “Espero que al Presidente le vaya bien, porque si a él le va bien, nos va bien a todos”.

Lo dudo. La prueba de que el silogismo no se sostiene es que al Presidente le está yendo, de hecho, muy bien. “Como anillo al dedo”.

Es decir, su popularidad, sin duda, va en picada. Y sí, a menudo se le ve de malas, errático, ajeno a los hechos. Pero fíjense bien: el malhumor tiene siempre que ver con que la “realidad real”, el mundo exterior, irrumpe en su realidad, ese mundo único, personalísimo, de fronteras cerradas, que se ha construido con tanta habilidad, luego de años de carrera política, y a un precio tan alto para todos. Es decir, sí: debe molestarle muchísimo ser torpedeado por varios de los medios más importantes del mundo. Igualmente, debe ser una monserga que los moderados del gabinete vengan, con la voz chiquita, pero molesta, a decirte que se vienen las muertes por coronavirus, la crisis, el desempleo. Pero es cosa de hacer oídos sordos y volver a un mundo, donde, sí, te va tan bien. ¿Qué mundo?

Uno en el que Santa Lucía, el Tren Maya, Dos Bocas, etc, van al precio que sea, donde “que sea” son la economía y la salud de todos.

Un mundo en el que Pemex, con 35 mil millones de dólares en pérdidas, machacado por las calificadoras, es “rescatado”, para ser el pilar económico de la nueva era, con una cantidad de dinero que sería muy significativa en términos de infraestructura médica o apoyo a empresas, pero ridículo en términos del rescate, dada la magnitud del quebranto de la empresa. (Si algo hemos aprendido en esta pandemia, es que la terapia intensiva es cara.)

Un mundo de fantasía en el que, al final del camino, serás recordado como un líder extraordinario, único en el mundo, que descubrió el hilo negro: paraestatales y asistencialismo como receta universal.

Un mundo en el que puedes volver recurrentemente a los cachitos de lotería.

Un mundo en el que anuncias como un éxito que vienen aviones con equipo médico desde China, cuando en febrero, en plena pandemia, le vendiste a China los cubrebocas que ahora, solidariamente, te vende de regreso, pero mucho más caros.

Ese es el mundo en el que vive el Presidente. Un mundo, insisto, en el que le va súper bien. Nosotros, en cambio, ponemos los enfermos y el dinero.

 

                                                                                                                                           @juliopatan09