Foto: Reuters Las calles de Nueva York lucen desoladas, en el marco de una semana que, anticipó el presidente Donald Trump, será la peor. El estado registró 600 muertes en 24 horas  

La estancia obligada en casa -en millones de hogares de todo el mundo-, arrastra una serie de problemas para los integrantes de las familias, a pesar de ser el mejor esquema para evitar la propagración del virus SARS-CoV-2.

 

En Reino Unido, las llamadas a la línea nacional de emergencia para denunciar abusos se incrementaron 65% desde comienzos de este mes, informaron autoridades locales.

 

China, donde se aplicaron las primeras medidas de encierro, vio sus oficinas de registros civiles a tope luego de siete semanas de cuarentena, donde se recibía a una pareja tras otra, luego de sanitizar el espacio.

 

Xavier Rodríguez

 

 

Incluso la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha advertido que las mujeres en los países más pobres y que viven en hogares pequeños probablemente tendrán menos recursos para denunciar una situación de abuso.

 

Las llamadas para denunciar violencia doméstica en Estados Unidos han aumentado 30% del mes de febrero al de marzo, anunciaron las autoridades con preocupación, desde que iniciaron las medidas de aislamiento en diversas ciudades para evitar el aumento del contagio de Covid-19.

 

Algunos albergues de protección familiar han rebasado su capacidad y carecen de posibilidad de ampliarla a causa de las mismas medidas que recomiendan no superar las 25, 50 o 100 personas en un mismo lugar, dependiendo del estado.

 

Entre más prolongadas resulten estas medidas de confinamiento es más probable que las familias tengan rupturas internas que generen violencia y que en gran parte de los casos los hijos también sean testigos de esas situaciones.

 

Otro ejemplo, la cuarentena registrada en Nueva York, Estados Unidos, presenta ya como efecto secundario el aumento de divorcios, ya que las parejas se dan cuenta -tras largas horas de estar juntos- que no se soportan.

 

Convivir largas horas en un espacio reducido, bajo las tensiones de la pandemia y posiblemente perfilando problemas económicos, es el punto de quiebre para muchas parejas en Nueva York.

 

Según varios abogados consultados por el diario New York Post, los neoyorquinos están inundando las líneas telefónicas con consultas de divorcio, y se espera una avalancha de presentaciones una vez que los tribunales vuelvan a abrir.

 

 

 

 

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