@osdtagle

En México hay 15.4 millones de personas mayores de 60 años, de las cuales 1.7 millones viven solas, lo que las convierte en una población especialmente vulnerable en la contingencia sanitaria, pues no cuentan con una red de apoyo familiar que evite que salgan a la calle o a través de la que puedan minimizar el riesgo de contraer el Covid-19.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a mediados de 2019, del total de adultos mayores que vivían solos, el 41.4% son económicamente activos, pero de estos, el 21.7% no recibe ningún tipo de prestación, lo que en cálculos gruesos significa un universo de 152 mil 725 personas de edad avanzada que dependen de su trabajo para mantenerse.

A pesar de que el Gobierno federal implementó la pensión universal, ésta sería insuficiente para enfrentar los costos de una enfermedad, que según los datos internacionales, puede complicarse y requerir hospitalización.
Derivado de las experiencias en China, España e Italia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que las personas mayores de 60 años son el grupo más vulnerable a infecciones graves o fatales por coronavirus, especialmente aquellas que padecen enfermedades crónicas.

Ejemplo de ello es que del total de casos confirmados en China, la mortalidad para pacientes mayores de 80 años alcanzó el 15%, mientras que para los menores de 50, es menor al 1%.
El desafío es mayúsculo, pues a pesar de que los adultos mayores recibirán cinco mil 240 pesos, el equivalente a cuatro meses de la pensión para el Bienestar que otorga el Gobierno Federal, el monto no significa una solución en caso de que enfrenten un contagio.

Según datos de la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (ENADID) realizada en 2018, la principal fuente de ingreso de las personas de la tercera edad que viven solas, es la jubilación o pensión, sin embargo, esto sólo cubre al 36%, el resto subsiste gracias a programas de Gobierno o por su trabajo.

La situación se vislumbra aún más complicada, cuando la misma encuesta arrojó que hasta hace un año y tres meses, sólo el 16% del total de mayores de 60 años que viven solos recibe apoyo monetario de familiares o amigos.
Este grupo de la población debe atenderse de manera inmediata por el Gobierno federal, estatal y municipal, pues son los que enfrentan el mayor riesgo, no sólo de contraer una infección grave por el contagio de Covid-19, sino también, respecto a cuidados preventivos, y en su caso, vigilancia y atención médica en caso de requerirla.

Mientras hay 152 mil mexicanos en riesgo, según la información oficial, la capacidad instalada del sector salud a nivel federal es de cuatro mil 291 camas de terapia intensiva y dos mil 53 ventiladores, cifra que sólo cubre el 2.8% de la población más vulnerable.

Estamos acostumbrados a verlos como empacadores en las cajas de los supermercados, boleando zapatos o en el comercio informal, lo que ya resulta lamentable por la falta de una pensión que les garantice el mínimo bienestar, pero la impotencia se multiplica cuando el país enfrenta una pandemia que urge a protegerlos y asegurarles que el reto sanitario no los golpeará como está sucediendo en otros países.

Desconcierta descubrir en las cifras oficiales que siete de cada diez adultos mayores que viven solos, padecen alguna discapacidad o limitación. ¿Qué está esperando la autoridad para protegerlos?