Parece que los bancos centrales y sus Gobiernos trabajan en velocidades y tiempos diferentes. Vimos cómo la Fed tomó decisiones muy agresivas en reuniones extraordinarias bajando las tasas de interés y llevando a cabo programas muy fuertes de inyección de liquidez para tratar de contener lo “inevitable”, la caída acelerada de mercados y el enfriamiento a velocidad de la economía americana.

Más tarde, el Gobierno de Donald Trump, primero incrédulo y luego activo con “urgencia”, ha llevado a cabo diversos programas para combatir la propagación del coronavirus y está en discusión un posible paquete de apoyo económico de más de $2 billones de dólares, que representaría casi el 10% del PIB americano.

Hoy Estados Unidos representa ya el 11% del total de los casos infectados y tan sólo, Nueva York, representa más de 6% del total y 60% de los casos en la Unión Americana.

En México, hemos visto cómo Banxico empezó a activar medidas importantes:

1.- Reducir el Depósito de Regulación Monetaria (DRM) por un monto de 50,000 millones de pesos del total de $320,000 millones.

2.- Recorte del costo del crédito entre el Banco Central e Instituciones Financieras del 2.1 al 1.1 veces de la tasa de interés interbancaria de equilibrio a un día.

3.- Activó la línea de Swaps que tiene con la Fed y en coordinación con otros bancos por un monto hasta de 60,000 millones de dólares, ante un mercado que ha influido en la volatilidad del tipo de cambio.

4.- Fortalecerá junto con la SHCP, el Programa de Formadores de Mercado de Deuda Gubernamental.

5.- Ajustó el viernes pasado, en sesión extraordinaria, 50 puntos base la tasa de referencia a 6.5% anual, reconociendo el deterioro sustancial de la economía global y a pesar de la depreciación del tipo de cambio que alcanzó $24.42 en cierre interbancario y 30% de depreciación de la moneda en alrededor de cinco semanas.

6.- Aumentó el Programa de Coberturas Cambiarias junto con la SHCP de 20 a 30 mil millones de dólares, aplicando ya dos eventos de subastas de $2,000 millones de dólares cada una, aunque su asignación ha sido menor.

Hasta este domingo, el Gobierno federal reconoce “que se aproxima una crisis económica por el coronavirus y la caída en los precios del petróleo”, pero aún no define programas de apoyo fiscal para salvar empleos y empresas, a través de líneas de crédito “accesibles”, desfasamiento de pagos de impuestos, apoyos a sectores altamente vulnerables como líneas aéreas (lo están haciendo en todo el mundo), hotelería, restaurantes, cruceros, sector turístico, sector petrolero, en primera instancia, pero se frenará el sector automotriz, la construcción, electrónicos, el sector inmobiliario, la educación, el esparcimiento, en segunda instancia.

La pérdida de empleos será significativa. Si una empresa no genera ingresos, buscará reducir costos y gastos operativos, en donde la parte de nómina es importante.

¿Por qué tardar tanto en definir apoyos que ayuden a mitigar en menor medida esta caída próxima de la economía mexicana? ¿Por qué no trabajar de la mano con el sector empresarial y buscar incentivos de inversión y mantenimiento de empleos? Es no querer ver lo “inevitable”.

                                                                                                                                              @1ahuerta