Si antes de la inevitable y exponencial expansión del Covid-19 preocupaban los avisos enviados por las agencias internacionales sobre un magro desempeño de nuestra economía para 2020, en tiempos de pandemia las señales alcanzan niveles que deberían prender las alarmas. Y éstas parecen no sonar.

¿Cómo espantar a la inversión extranjera en tiempos de coronavirus?, podría ser el título de esta entrega. ¿Cómo alejar a los creadores de empleos en plena crisis global?, ¿cómo mermar la confianza del país ante los capitales internacionales justo cuando más se necesita fomentar la atracción de ingresos para paliar la caída de nuestro Producto Interno Bruto? La respuesta está en una innecesaria consulta pública sobre un proyecto de construcción de una planta cervecera en plena frontera norte cuando ésta lleva un avance de más de 70%.

La historia es así. La empresa internacional Constellation Brands, líder global en la producción de vinos y licores, dio a conocer en 2016 la construcción de una planta en Mexicali, Baja California, para la producción de cerveza con una capacidad inicial de 10 millones de hectolitros. Anunciada y celebrada la inversión por más de mil 400 millones de dólares, surgieron de inmediato los movimientos opositores. El motivo, una presunta afectación al medio ambiente por el consumo supuestamente desmedido de agua para la operación de la fábrica.

Politizado, el caso pronto llegó a los discursos en tiempos electorales. Ya en funciones, la nueva administración federal anunció la celebración de una consulta ciudadana para determinar si el proyecto debe continuar o no, pese a su avance, que deberá realizarse a partir de mañana sábado.

Lo que está en juego no es poco. La construcción de la planta implica la creación de 34 mil empleos directos e indirectos, ingresos fiscales por 300 millones de pesos anuales y la posibilidad de distribuir cerveza tanto al mercado nacional como al estadounidense, debido a la privilegiada ubicación fronteriza de este proyecto.

Ante la polémica, los estudios técnicos han sido determinantes. La fábrica tendría un consumo de 1.75 millones de metros cúbicos de agua, frente a los 3 mil millones de metros cúbicos que surte el río Colorado al Valle de Mexicali.

Además de los montos ya invertidos, lo que se pone en riesgo es uno de los bienes más preciados de los que un país puede disponer en tiempos de crisis: la certidumbre que se brinda a los capitales extranjeros, hoy más que nunca necesarios para hacer frente a los efectos que tendrá el Covid-19 en la estructura económica de México.

Segundo tercio. Bien hizo la Cancillería y su titular en frenar los irresponsables dichos del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien acusó al Gobierno mexicano de permitir a doce personas, supuestamente infectadas con Covid-19, abordar esta semana un vuelo de Avianca que viajó de Ciudad de México a la capital de ese país centroamericano. Los señalamientos no tenían sustento alguno y forman parte de la ola de noticias falsas que circulan en estos momentos.

Tercer tercio. Solidaridad con la colega y amiga Yuriria Sierra, periodista profesional y comprometida, a quien la intolerancia que se expresa en las redes sociales intentó amedrentar. No lo lograron. 

                                                                                                                                          @EdelRio70