Ángel Alvaro Peña

Los comunicadores de algunos medios se convirtieron en especialistas en infectología y en la comodidad del confort alarman a la población, acostumbrados a que la gente se mueve al ritmo de sus estridencias, ahora quieren espantar a la población, pero sobre todo, y ese es el principal objetivo, desgastar a la actual administración pública.

La visión de esos comunicadores, que fluctúan entre la consigna y la dádiva no se dan todavía cuenta que actúan contra México y no sólo contra el Presidente, quien pareciera ser el rival a vencer. No lo quieren porque no les apapacha sus transas, no les entrega negocios ni los invita a comer en lo oscurito.

Por su parte, los comunicadores demuestran con esto, que ante la imposibilidad de encontrar Casas Blancas, negocios con Odebrech, OHL, Pegasus, fraudes de todo tipo, facturación falsa, empresas fantasma, etc., encuentran en el sistema Nacional de Salud la única manera de pegar a la administración pública y de lo único que se dan cuenta es que ya nadie les cree. Deben contratar empresas para que pongan like a sus twits y además bots para que resurjan del lodo en el que siempre han trabajado.

Esos hombres y mujeres acostumbrados a ser líderes de opinión no esconden su alegría ante la posibilidad de que el coronavirus llegue a México a matar personas. Esto demostraría que la Cuarta Transformación está mal. Pero se olvidan de que en México ha habido protocolos que han sido merecedores de premios internacionales ante la prevención y cuidado de los habitantes. Ellos siempre le apuestan a la desmemoria de los mexicanos, siempre les ha funcionado.

Comparado con otros países, en México existen las prevenciones adecuadas de acuerdo con la dimensión del peligro. No pueden ser más estrictas las medidas porque los casos que hay se controlan y tienen todas las posibilidades de ser curadas.

Nostálgicos por los regalos y propinas que recibían de los laboratorios farmacéuticos, que con una pequeña alarma a la población la gente se desbordaba a comprar todo tipo de supuestos medicamentos que garantizan hasta la inmortalidad. Los comunicadores alarmistas parecieran seguir todos el mismo guion. Como si fueran eco de una misma voz. Este eco de manipulación imperdonable tiene dos vertientes: el peligro del contagio y un supuesto desastre del Sistema Nacional de Salud.

Para comunicadores como los que se reúnen a platicar como si fueran los vecinos de enfrente, la única solución que parecen aportar es el suicidio, porque sus pronósticos sobre el Sistema Nacional de Salud son tan pesimistas que más valdría estar muertos.

La postura de estos comunicadores debe ser castigada, pero de inmediato argumentarían que se trata de una restricción a la libertad de prensa, como si en algún momento hubieran ejercido un periodismo responsable. Su pluma siempre estuvo al servicio del mejor postor y ahora no se duda que esto continúe, haciendo millonarios a periodistas a quienes no les importa alarmar y colocar en el extremo de la angustia a la población a cambio de unos dólares.

Lo que descubre una intención orquestada de desinformación es que el guion pareciera estar escrito para ellos, pero en una sola versión, de tal suerte que por mucho que quieran añadirle de su cosecha se vislumbra la misma intención, con la misma sintaxis, con las palabras clave resaltadas.

Los efectos de la mala información no dejan de tener consecuencias ante los ingenuos, y se muestra al posponer el Tianguis Turístico 2020 que se realizaría en Mérida, y el cierre de la UNAM, a donde también han dirigido algunos comunicadores educados en escuelas particulares sus especulaciones y descalificaciones.

Aunque la gente ya no crea en estos serviles escribanos hay instancias que prefieren tomar precauciones, sobre todo aquellas que tengan que ver con extranjeros.

Hasta ahora la prevención de la enfermedad de coronavirus ha sido tratada adecuadamente, aunque los reporteros de lujo de algunos diarios digan lo contrario, pero algunas instancias no quieren quedar mal, por si acaso los agoreros de las tinieblas y nostálgicos del chayo tuvieran razón.

Poca responsabilidad de quienes atentan contra el país a pesar de saber que se requiere de un esfuerzo adicional para sacar adelante su economía y otras muchas actividades de México, ellos sólo piensan en la mejor manera de presionar para convencer al gobierno de que ellos son indispensables en la toma de decisiones de los mexicanos ante las urnas. No se dan cuenta que ya no influyen lo mismo que antes, de otra manera hubiera ganado Meade la Presidencia de la República.

En México los 13 contagiados se han curado o están en vías de ser dados de alta. No ha habido un muerto, como hubieran querido algunos reporteros habilitados como editorialistas, como ha sucedido en otros países con mayor desarrollo. Desde luego que no debe confiarse, pero tampoco debe desconfiarse de todo.

Mucho de lo que sucede en cuanto a contagios se debe a la falta de información real. Esto incluye a los audaces reporteros que utilizan sus espacios en los medios para imponer el terror en la población, sin saber que ese tipo de noticias sólo atenta contra la vida y la salud de los mexicanos, que es un problema sin importancia para ellos. Es necesario ver el coronavirus en su exacta dimensión.

En Estados Unidos, donde ha habido un gran número de contagios, Elizabeth Schneider, de 37 años, residente de Seattle, la ciudad con el mayor número de muertes por Covid-19, aseguró que pretende dar “un poco de esperanza” con su experiencia y resaltar que contagiarse de la enfermedad no es una sentencia de muerte.

Este tipo de testimonios no son tomados en cuenta por estos voceros del desastre, simplemente quieren hacer llegar su consigna a todos los rincones del país aunque sea con argumentos falsos o exagerados que es el estilo con el que siempre han trabajado y obtenido regalías de los laboratorios y de los líderes políticos que vieron que la salud es un gran negocio y se asociaron con los magnates de los laboratorios farmacéuticos.

 

PEGA Y CORRE.- La inseguridad en Veracruz sigue al alza, pero es una actividad delictiva que tiene objetivos políticos, lo que hace muy grave este tipo de violencia que el Gobernador no ha podido solucionar ni disminuir. La indiferencia ante este tipo de agresiones llega al extremo de que alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo Orea, haya sido asesinada, junto con su esposo y su chofer.

 

Era militante de Morena, mismo partido que el gobernador, pero ni siquiera por eso hay atención adecuada en materia de seguridad, y menos aún a los medios, porque su oficina de Comunicación social pareciera no existir, a pesar de la gravedad de la información que debe conocerse en la entidad. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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