Parece que sobre México se está configurando la tormenta perfecta: devaluación del peso frente al dólar, caída en picada del precio de la mezcla mexicana de petróleo, decrecimiento económico, repunte de la inflación y el desempleo.

 

Si bien es cierto que algunas de esas calamidades son de origen externo, en lo interno se han tomado decisiones que podrían agravar sus consecuencias.

 

La pregunta no es si México está o no preparado para la contingencia, sino qué armas tiene para defender la economía y la moneda.

 

En el 2019, el Gobierno mexicano dispuso de 125 mil millones de pesos de los 260 mil 185 millones que tenía entonces el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP), debido a la caída de la recaudación y a la contracción de la economía.

 

Muchos analistas criticaron que el gobierno destinara esa cantidad para solventar los compromisos de campaña -programas sociales- que hizo en su momento el presidente López Obrador.

 

De hecho, ante el parón de la economía, era previsible que comenzado el año el gobierno hubiera tomado un porcentaje de los recursos del FEIP que sobraban.

 

Dicho de otra manera, el país no tendría en estos momentos los fondos líquidos necesarios para hacer frente a una crisis económica global y prolongada.

 

Solo tendría dos herramientas para echar mano: el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) y los remanentes de operación del Banco de México.

 

Para hacer uso del IEPS tendría que reducir o desaparecer el subsidio a las gasolinas e incrementar el impuesto a productos como las golosinas, las bebidas azucaradas y las alcohólicas.

 

Y ni esperar a que México reciba más dinero por su petróleo, por el contrario, a pesar de que se tienen contratadas coberturas para garantizar un precio, la caída de la producción y la pésima situación financiera de la empresa la ponen ahora, más que nunca, a un paso de la quiebra, que nadie desea por su impacto en la economía nacional.

 

Lo que le queda al gobierno de AMLO es echar mano del resto de los recursos del FEIP si la cosa se pone peor -parece que así será- y después que Dios nos agarre confesados.

 

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Por lo visto ayer en las calles de la CDMX el movimiento #el9ningunasemueve resultó todo un éxito.
Fue notoria la ausencia de mujeres en los establecimientos comerciales y las oficinas públicas; en el Metro de la CDMX, las taquilleras no se presentaron a trabajar por lo que el Sistema no tuvo otro remedio que dejar pasar sin boleto a los hombres que no lo tenían o no tenían tarjetas de recarga.
Muy bien.

 

¿Y a partir de ahora qué pasará?

 

Porque ni modo que todo se quede en una mega marcha y un día de ausencia laboral.

 

La presión tendría que dar origen a nuevas políticas públicas en favor de la seguridad de la mujer; seguridad laboral, familiar, pública, etcétera.

 

De lo contrario todo quedará en anécdota, como aquella mega marcha contra la inseguridad en el 2004, descalificada entonces por López Obrador desde la jefatura de Gobierno del entonces GDF, sin acciones concretas.

 

El resultado todos lo padecemos, de una u otra manera.

 

 

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Total Play y Netflix anunciaron una sinergia mediante la cual, en la contratación del servicio de la empresa mexicana proveedora de internet, telefonía e imagen, se incluirá Netflix en combo.

 

Son los tiempos de la competencia por las audiencias.

 

Total Play no se quiere quedar atrás.