¿Qué está pasando en México y en el mundo? ¿Qué nos hizo salir a las calles este ocho de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer?

 

Las respuestas pueden ser muchas y quizá todas puedan coincidir y estar en lo correcto, sin embargo, estoy convencida que se debe al hecho de que las mujeres salimos del ámbito privado al público y rompimos con los paradigmas establecidos al ocupar espacios en las escuelas, en los centros de trabajo y por supuesto, en los asuntos del Estado.

 

Durante siglos se nos asumió como un género débil, sin capacidad para decidir y con la única tarea de cuidar de nuestros hogares. Afortunadamente, a través de los años, hemos roto con esos prejuicios y hoy nos sabemos con la capacidad de ser lo que nos propongamos ser.

 

A pesar de los logros obtenidos en el reconocimiento de nuestros derechos humanos, penosamente en las calles estamos siendo discriminadas, acosadas, hostigadas, amenazadas, amedrentadas, golpeadas, violentadas y asesinadas. Al día son asesinadas, en promedio, 10 mujeres. Durante 2019, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública contabilizó 1,003 feminicidios, siendo el año más violento para nosotras.

 

Pero no sólo nos encontramos en una condición desventajosa en temas de seguridad y procuración de justicia, también percibimos un 30% menos de salario por igual trabajo en comparación con los hombres, cuestión que abona a los índices de desigualdad. Conforme lo ha reportado el CONEVAL, más del 35% de las mujeres en el país, vive en situación de pobreza, es decir, 4 de cada 10 mexicanas.

 

En reiteradas ocasiones se ha condenado a México por el incumplimiento en la implementación de medidas efectivas para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Los casos emblemáticos en los que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sentenciado a nuestro país son: González y otras (campo algodonero); Fernández Ortega; Rosendo Cantú; y mujeres de Atenco; todos éstos visibilizan la cultura de violencia y discriminación en contra de las mujeres y la búsqueda de la subordinación femenina ante estereotipos y roles preasignados.

 

La violencia contra las mujeres no sólo afecta a quien es víctima directa, sino a todas y cada una de nosotras que somos estigmatizadas por nuestro sexo y género. En México, somos más de 63 millones de mujeres las que necesitamos que el gobierno garantice nuestros derechos humanos, incluido, el de acceso a la justicia, ya que cuando una de nosotras acude ante la autoridad, en muchos casos, lo único que recibimos es indiferencia.

 

Este 8 de marzo, las mujeres mexicanas salimos a manifestarnos, desde distintos puntos de la Ciudad, sin importar edades o estratos sociales, caminamos hasta el Palacio Nacional para decirle al unísono al Presidente de la República y a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México: ¡Ya basta! ¡No queremos ni una muerta más en este país!. Es urgente que se den cuanta que aquí, en las calles, nos están matando.