Entre la mucha información que surgió ayer, la de mayor trascendencia, porque afectará a todos los mexicanos y no solo a un sector, es la reconsideración a la baja del crecimiento económico para este año hecha por el propio Banco de México.

La reducción de la expectativa de crecimiento económico para este 2020, fue ajustada por el banco central de entre 0.8% y 1.8% a 0.5% y 1.5 por ciento.

Incluso el mismo BM ajustó la meta de crecimiento para el 2021, de un 1.3% a 2.3% a entre 1.1% y 2.1 por ciento.

Cierto que hubo información menos abstracta que ocupó nuestra atención, pero la información del BM es fundamental para la planeación de las finanzas públicas y personales.

Por primera vez, el banco central contempla las posibles implicaciones económicas derivadas del coronavirus o Covid-19 en la hacienda nacional.

De acuerdo con el director del banco, Alejando Díaz de León, existe una marcada incertidumbre mundial que inhibe el crecimiento de la inversión.

En México, por ejemplo, la industria de la construcción está paralizada y si a eso se suma un menor gasto presupuestal del Gobierno el escenario se complica más.

Asociados a los riesgos internos, los exteriores como una desaceleración del comercio global y mayores episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales por aversión al riesgo completan el menú de alertas para nuestro país.

Eso, sin contar que se mantiene como riesgo un deterioro de la calificación de la deuda de Pemex o en la soberana y un ejercicio del gasto menor a lo anticipado.

Y aunque ya sabemos que el presidente López Obrador tiene otros datos, no estaría mal que le echara una revisada a esta advertencia, que ocurre a tiempo.

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El desaseo -por no decir valemadrismo- con el que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que preside -ya sabe, es un decir-, Rosario Piedra Ibarra manejó la designación de los dos integrantes al Comité de Evaluación de los candidatos a consejeros electorales, fue histórico e histérico.

Como sabe, la CNDH, el INAI y la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, son los responsables de nombrar a los siete integrantes del Comité de Evaluación.

Dos son nombrados por la CNDH, dos por el INAI y tres por la Jucopo.

La CNDH envió la tarde al presidente de la Jucopo, Mario Delgado, sus dos propuestas: Carla Humphrey Jordan y John Mill Ackerman, uno de los principales propagándistas de la 4T.

Humphrey rechazó el nombramiento; Ackerman lo aceptó “orgulloso’’ y Delgado tuiteó los nombres dándolos por hecho.

Pero fue tal reacción de la redes sociales en el caso de Ackerman, que la CNDH se desmintió a si misma con un tuit que establecía que “no había mandando ninguna lista’’, cuando ya estaba en todos los medios.

O fue eso o una soberana reprimenda por su ignorancia o incapacidad para entender que Ackerman no podía ser postulado porque es parte del Instituto de Formación Política de Morena.

Total, hasta el cierre de este espacio, lo único cierto es que Piedra Ibarra se había retractado y en San Lázaro seguían a la espera de la lista “buena’’.

Todo por quedar bien con ya saben quién.

Por cierto, la Jucopo tomó una decisión sobria al proponer como integrantes del Comité de Evaluación a Blanca Heredia, Silvia Giorguli, directora de El Colegio de México y al constitucionalista Diego Valadés.