Ángel Álvaro Peña

Acostumbrados los nostálgicos del poder por la adicción a tener en la población a una masa aterrorizada, ahora quieren seguir imponiendo criterios para infundir miedo a la gente y así poder manipularla mejor.

La salud es un tema que se ha impulsado desde el poder hacia el miedo de la población que hasta la fecha les sigue funcionando a los conservadores, a los propietarios de los laboratorios farmacéuticos, a las grandes empresas de la salud.

Así, en medio de una batalla entre el pasado y el presente, algunos no permiten que pase un solo día sin intentar preocupar a la población sobre los peligros de las enfermedades, las cuales fueron una herramienta importante para manipular y hacer negocio.

Ahora que este tipo de fenómenos empieza a encontrar su exacta dimensión, no falta quien diga que en tal o cual lugar las precauciones para rechazar el coronavirus fueron tardías o insuficientes. Lo que sucede es que están peleados con la realidad, más aún con la verdad, y toda sinceridad gubernamental la interpretan como un peligro que pone en riesgo la vida. Como si se tratara de un escudo sanitario que pudiera poner fronteras a la enfermedad, si así lo consideran quiere decir que nunca debieron gobernar.

Son precisamente esos emisarios del pasado que hicieron de algunos mexicanos unos auténticos hipocondríacos, los que ahora aseguran que la llegada de dicha enfermedad al país está a la vuelta de la esquina. Por si fuera poco, anuncian que no se toman las debidas precauciones, para que cuando llegue, si es que llega, sean las autoridades las culpables de cualquier contagio.

A estos segmentos de la población no les importa mentir, lo hacen todos los días, lo que quieren es el desgaste de la actual administración pública y como se saben impotentes ante la lucha en las urnas por el poder, prefieren cómodamente, impedir que el Gobierno realice su trabajo.

La prioridad de la oposición es impedir que se gobierne y tienen en el temor a la enfermedad, cualquiera que sea, la mejor arma. Porque anteriormente, cuando ejercían el poder al infundir terror por la enfermedad, mataban a dos pájaros de un solo tiro: Al mismo tiempo que hacían negocios particulares con los laboratorios transnacionales farmacéuticos, atemorizaban a la población para que fuera más fácil de manipular.

Así, la salud se convirtió en lugar común hasta en las felicitaciones de año nuevo y una preocupación permanente para los mexicanos.

Ante esta panorámica la oposición trata de asustar a la población y lo único que hace es perder credibilidad. Esperemos que no le suceda lo mismo del cuento que dice ¡Ahí viene el lobo!

                                                                                                                                     angelalvarop@hotmail.com