Luego de registrar una serie de sismos en la región volcánica de Michoacán, investigadores y expertos en la materia descartaron el crecimiento de un nuevo coloso.

 

“La razón principal por la que descartamos que esta actividad culmine en el nacimiento de un volcán es porque los sismos se dan por un rompimiento de la corteza que viene de un esfuerzo magmático, pero el fracturamiento que se ha desarrollado en este caso es pequeño”, dijo Servando de la Cruz Reyna, investigador del Instituto de Geofísica.

 

“Esto sugiere que la fuente de la fuerza es un movimiento de magma pero a profundidad, eventualmente los magma buscan caminos para ascender en la corteza.

 

“Si es vertical, como ocurrió en 1943, ese magma puede llegar hasta la superficie y hacer que nazca un volcán, pero el magma en cuestión no tiene suficiente flotabilidad para que el magma ascienda a la superficie y además el magma ha preferido moverse horizontalmente”, detalló.

 

En el marco de la conferencia “¿Por qué está temblando en Michoacán?” en el Instituto de Geofísica, se expuso que luego de llevar a cabo diferentes trabajos y estudios con la instalación de magnetómetros descartaron que se tratara de un evento de carácter tectónico relacionado al rompimiento de fracturas y/o fallas dentro de la corteza.

 

Servando de la Cruz Reyna detalló que dicho movimiento es de lo más común en el eje volcánico de México y otras partes del mundo. El primero registrado en la zona fue en 1943 que sí culminó con el nacimiento del volcán Paricutín, pero el más reciente fue en el 2006 con características muy similares a las actuales.

 

El primer evento sísmico ocurrió el 5 de enero y hasta el 25 de febrero de este año se reportaron tres mil 287 con magnitudes entre 2.6 y 4.1.

 

Ante esta actividad alrededor de 50 investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM, la Universidad de Colima y la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo participaron en diferentes esfuerzos para entender lo que sucedía con la sismicidad de la zona.

 

Carlos Gutiérrez Martínez, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), destacó que se ha mantenido una comunicación permanente con el Instituto de Geofísica y con la Coordinación Nacional de Protección Civil para valorar, diagnosticar y tomar las medidas de prevención que sean necesarias.

 

“La gran mayoría de los sismos no han sido percibidos por la población y esto es una buena noticia en términos de que no hay afectaciones a las viviendas, además no ha habido necesidad afortunadamente de interrumpir actividades agrícolas y de otro tipo en la región”, señaló.

 

Los expertos indicaron que, al momento, el escenario más probable es que la sismicidad vaya decayendo eventualmente, como ha estado sucediendo, sin embargo mantendrán el monitoreo y la vigilancia para prevenir cualquier otro incidente, agregó.

 

CS