La violencia contra la mujer es un tema de emergencia nacional.

Las cifras y casos que se han conocido en los últimos días deberían hacer reaccionar a los Gobiernos federal, locales y municipales para atender el problema de una forma radical.

La alerta de género para los estados debe transformarse y convertirse en emergencia de género. Con una directriz que advierta sobre la cero tolerancia hacia la violencia contra las mujeres y que no escatime en recursos materiales y humanos.

Apenas en noviembre pasado, la ONU informaba que 19.2 millones de mexicanas habían sido sometidas en algún momento de su vida a alguna forma de intimidación, acoso o abuso sexual.

Por si fuera poco, entre las autoridades se han revelado casos en los que altos funcionarios han sido acusados de acoso sexual… y no, no de un solo caso, sino de varios: un magistrado fue acusado de 10 casos y el director del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, de la SRE, de cinco casos.

En la UNAM, dos preparatorias fueron tomadas por estudiantes por el mismo problema: la Prepa 9 y la Prepa 7… y qué decir de la Facultad de Filosofía y Letras.

Lo violento de las manifestaciones feministas tienen una lógica cuando se observa la situación mexicana. El daño a los monumentos no representa nada en comparación con el daño que este tipo de violencia le causa a nuestra sociedad.

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, el 27.2% de las mujeres dijo haber sido víctima de acoso o violencia sexual en el segundo semestre de 2019. No perdamos de vista que se trata de medio año.

El Gobierno federal debería implementar no sólo una forma de captar las denuncias, sino también un mecanismo para darle seguimiento a cada uno de los casos. La violencia de género detona más violencia y afecta a familias enteras. Si se lograran resultados positivos que frenaran ese tipo de agresiones, se detendrían otros problemas.

Pero no sólo se trata de facilitar y acompañar la denuncia, se trata también de hacer reflexionar a algunos sectores de la sociedad que muchas de las acciones de violencia que se han normalizado, no deben ser permitidas.

No sólo se trata de promover la equidad de género. En un país con las cifras y casos como los que muestra México, el tema debe tomarse como un tema de emergencia nacional, con los recursos y los especialistas necesarios, que den resguardo a uno de los sectores más vulnerables; con la implementación de una materia en la educación básica que explique el tema y ayude a los niños a reflexionar sobre la importancia del respeto y el cuidado a nuestras niñas, a sus madres y hermanas.

 

#¿LoboEstásAhí?

La propuesta de rifar el avión presidencial es un acto de propaganda que, seguramente resultará positivo para los fines de Andrés Manuel López Obrador: consolidar una narrativa en donde el pueblo bueno se unió y mediante una rifa compró el símbolo de la corrupción; el ganador lo donará al Gobierno para que lo convierta en un museo y para que esto nunca más vuelva a pasar, o lo venderá más barato a una aerolínea. Una historia similar a la de Lázaro Cárdenas y los pobres y ricos que llevaron sus gallinas y joyas al centro de la ciudad para juntar el dinero para expropiar los pozos a las empresas extranjeras.