Ahora, cuando los más de 40 días de huelga ininterrumpida (ojo, aún no acaba) en el metro, los trenes de cercanías y los buses urbanos han llevado a los parisinos al borde del colapso nervioso, se impone un momento de ligereza.

A esta terapia humorística, salpicada de ironía desdramatizadora (y a menudo de un buen tinto) entra gustosa la reflexión sobre qué hace a los parisinos ser parisinos, nativos o por adopción.

Alrededor de una mesa cubierta con platos de crepas rellenas de champiñones de París, entre carcajadas y rodeos pseudofilosóficos, unos amigos y yo nos dimos a la tarea de enumerar los rasgos más distintivos del habitante de la llamada capital del glamour.

He aquí las conclusiones más relevantes:

1. Trata de evitar a toda costa la Avenida de los Campos Elíseos. La ve naca y desalmada. 2. No ha vuelto a subir a la Torre Eiffel desde la secundaria, cuando participó en una visita escolar al famoso monumento. 3. La primera reacción a la hora de toparse con alguien en la calle es el disgusto. 4. A cada rato se queja, de lo que sea, principalmente de los “horrores” de su ciudad, pero difícilmente podría aguantar la vida en cualquier otro punto de la Tierra. 5. Al pronunciar “pardon”, o “con permiso” se otorga el derecho de abrirse paso a empujones. 6. No sonríe a la gente, eso es de provincianos. Exhibir el mal genio puede, según él, resultar endiabladamente “chic”. 7. Huye de las hordas de turistas que lo invaden constantemente. La apatía hacia ellos rivaliza con la que siente hacia las ratas y las palomas. 8. Su centro de reuniones sociales el “bistro” o bar cercano a su casa. Lo cambia con cierta frecuencia. 9. Mide las distancias en estaciones de metro (aunque esté en huelga). 10. Se pone furioso al no poder avanzar en la escalera mecánica por culpa de unos imbéciles que le bloquean el carril izquierdo sin moverse. 11. Le parecen un precio de ganga los mil dólares mensuales de renta por un estudio de 35 metros cuadrados. 12. Consume la misma cantidad de vino tinto que de té verde. Ambas bebidas lo enloquecen. 13. La auténtica parisina está dispuesta a pasar horas frente al espejo para conseguir el look de falsa negligencia, la “nonchalance” donde cada detalle está meticulosamente estudiado. El menos es más. La discreción, la autoconfianza y un toque de soberbia deben formar un triángulo perfecto de una parisina chic que nunca olvida su estilo “effortless” natural. 14. Su calificativo preferido es “Canooooon”! Traducción: “¡está buenísimo, despampanante, perrón!” Lo usa para hacer referencia a algo agradable, lindo o simpático.

16. Ama la filosofía, el arte de la oratoria, la retórica. Desde la más tierna infancia está familiarizado con la esgrima de argumentos, a favor o en contra, no importa.

Esto va de la mano con la necesidad de protestar por causas que considera justas, luchar por sus principios. Con orgullo recuerda que fue su ciudad la que vio brotar la Revolución Francesa, ese gran movimiento que difundió por el mundo los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.

Tiene motivos de sobra para sentirse orgulloso.