Los siete policías asesinados en Villagrán fue el número más alto de uniformados que perdieron la vida a manos de la delincuencia, mientras que el más reciente fue un vigilante de una tienda de conveniencia en Irapuato.

 

Una de las muertes más dolorosas fue la de Gabriela Núñez Duarte, que la Secretaría de Seguridad Pública del estado consideró “un ataque directo cuando se encontraba en labores de vigilancia en un establecimiento ubicado en el fraccionamiento Españita”.

 

La semana pasada, del miércoles a sábado, los delincuentes dieron cuenta de dos policías mujeres y un uniformado hombre en Irapuato, además de los siete del ataque al Cuartel de Villagrán, más uno en Celaya, y otro en León.

 

El más sonado fue la balacera que el Cartel de Jalisco Nueva Generación lanzó a la comandancia de Villagrán donde mataron a tres y secuestraron a cuatro que luego aparecieron muertos.

 

El asesinato del policía de León fue la madrugada del 8 de diciembre, cuando el oficial Martín Salinas Sánchez murió a manos de un presunto ladrón.

 

El de Irapuato fue el secuestro de la comandante, María Sonia Arellano Mendoza, junto con su esposo y su hijo, de quienes encontraron los restos el miércoles 11, en la brecha de La Coyotera.

 

En Celaya balacearon al policía primero Irving Urive Martínez en su motocicleta por la tarde, aún cuando estaba franco. Los delincuentes lo alcanzaron a bordo de una camioneta negra para dispararle varias veces.

gac