El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, afirmó que en el Poder Judicial Federal (PJF) se ha emprendido un proceso de auto reforma con el que se busca renovar de fondo su identidad y ética institucional para sacar de sus filias a los malos servidores públicos, a los corruptos y a los mediocres.

“Queremos sacar de nuestras filas a los malos servidores públicos a los corruptos por supuesto, pero también a los mediocres a los que no están a la altura de la investidura que ostenta así como a los que entienden esa investidura como privilegio y no como servicio, queremos desarticular las estructuras y la cultura del patrimonialismo judicial queremos repetir hasta que se haga costumbre que no es posible juzgar desde una perspectiva del privilegio que debemos evolucionar con la sociedad de la que somos parte y a la que servimos Y qué debemos rendirle cuentas en nuestro actuar. Estamos limpiando la casa y no cejaremos en este compromiso”, resaltó.

Zaldívar rindió su primer informe de labores al frente de la SCJN ante los plenos de ésta, el CJF y el TEPJF así como invitados especiales como el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, la presidenta de la mesa directiva de la cámara de diputados Laura Rojas y Mónica Fernández presidenta de la mesa directiva del Senado de la República.

El ministro presidente de la SCJN reconoció que aún existen focos de corrupción aislados pero lastimosos que dañan profundamente la impartición de justicia. La corrupción judicial, dijo, genera desigualdad impunidad y perpetua el círculo vicioso del crimen y la violencia; la corrupción judicial es un flagelo que debilita a todas las instituciones públicas porque erosiona la confianza en el sistema mismo.

Asimismo, dijo que un poder judicial percibido como corrupto pone en entredicho la capacidad misma del Estado para cumplir sus fines pues carece de la fuerza y legitimidad para desempeñar adecuadamente el rol equilibrador que constitucionalmente le corresponde.

También reconoció que el poder judicial no ha logrado construir con la ciudadanía una relación de confianza por el cual la sociedad reconozca como suyos a los jueces federales y como valiosa la labor que desempeñan, pues los jueces muchas veces son percibidos como miembros de una de élite a la que protegen y preservan, muchas veces son vistos como agentes que actúan sin tomar en cuenta la realidad social sin miramiento a las circunstancias particulares que impiden el goce de los derechos y negando justicia aquellos grupos a quienes históricamente les ha sido negada.

Destacó que a partir de su elección como presidente del máximo tribunal del país el pasado 2 de enero con el voto de sus pares en el Poder Judicial se ha emprendido un proceso de auto reforma que busca renovar de fondo nuestra identidad y ética institucional.

Por último, el ministro Zaldívar Lelo de Larrea subrayó que se debe continuar con la renovación y seguir derribando barreras para que haya una justicia para todos, pero sobre todo para los más pobres los más desprotegidos los olvidados los marginados los discriminados.

“Tenemos que ser la voz de los que no tienen voz hasta que la transformación se convierta en normalidad democrática. Hasta que el cambio se vuelva realidad hasta que la honestidad la transparencia la excelencia y la sensibilidad se hagan costumbre, hasta que la lejanía se torna en cercanía hasta que la desconfianza sea confianza, hasta que la desigualdad se vuelve igualdad, hasta que los jueces y las fuerzas seamos motor de cambio en la lucha y tener un México más justo y más igualitario, este es nuestro compromiso y estaremos abocados a él sin descanso hasta el último día de nuestra responsabilidad”, concluyó.