Pues no, Estados Unidos no solo pretende imponer condiciones en el tema laboral para la firma del T-MEC, sino en cuatro más.

Medio ambiente, acero, aluminio y medicamentos genéricos.

Una lista de temas que se creían superados en la firma del T-MEC pero que ahora, según el canciller Marcelo Ebrard, obligarán a la firma de un anexo.

En reunión con senadores, Ebrard informó que los anteriores son los asuntos con los que Estados Unidos -no mencionó a Canadá- presiona a México como condición para la ratificación en el Congreso estadounidense del tratado comercial.

Y aunque al final del encuentro senadores y funcionarios se echaron porras mutuamente, la verdad es que el escenario planteado por Ebrard y Jesús Seade luce bastante complicado.

Las negociaciones están en manos de Seade, que ha realizado una labor muy eficiente, pero que ahora se encuentra ante un escenario inédito en el que confluyen lo mismo intereses de los demócratas y de los republicanos, estos enfocados a lograr la reelección de Trump.

México tiene prisa porque el Congreso de Estados Unidos ratifique este año el T-MEC, porque el próximo la efervescencia política interna lo complicará o de plano lo imposibilitará.

Eso le ha quedado muy claro a Ebrard y a los senadores.

Lo que no ha quedado claro es cuál será el Plan B de México si Estados Unidos no ratifica el tratado comercial más importante para nuestro país.

Es cierto que México es el país que más tratados comerciales tiene, 21, pero ni sumados los otros 20 se obtienen los beneficios que ofrece el T-MEC.

México no ha diversificado su comercio, como era lo deseado, y casi el 80% de lo que el país exporta es hacia Estados Unidos.

La negativa a la ratificación tendría efectos devastadores para nuestra economía, de por si detenida, sin que por el momento el Gobierno de la 4T haya dejado ver si hay un plan de contingencia económica.

Así que esta Navidad habrá que ponerle a Jesús unas veladoras, pero no al nazareno sino a Seade para que le vaya bien en sus gestiones ante los duros del Congreso estadounidense.

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La realidad sigue empeñada en empañar los logros del Gobierno de la 4T.

Ni bien Claudia Sheinbaum había declarado que en un año se habían reducido 27% los homicidios en la Ciudad de México, una balacera a unos metros de su oficina y de Palacio Nacional, un altercado aparentemente sin trascendencia provocó 5 muertos.

El problema, además de la delincuencia, es la gran cantidad de armas que circulan por las calles capitalinas.

Cuestión de echarle una mirada a la sección de policía de cualquier periódico para constatar que diariamente se comenten delitos con armas de fuego.

¿Cómo es posible que portar un AK-47 sea considerado delito menor?

¿Por qué las iniciativas que existen en el Senado para sancionar con mayor rigor la portación de armas prohibidas están congeladas?

¿Y el Congreso de la Ciudad de México por qué no pone manos al asunto?

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Aunque la iniciativa a la Ley de Amnistía fue propuesta por el presidente López Obrador como prioridad, en la Cámara de Diputados ya se le hizo bolas el engrudo a Mario Delgado.

No solo no ha podido subirla al pleno sino que ni siquiera pudo reunir a los diputados que la iban a dictaminar.

El PAN les hará complejo el asunto, pues ayer propuso llevar al parlamento abierto, a foros y esas cosas, la iniciativa para que el pueblo bueno y sabio dé su opinión.

Igual llega la Semana Santa y Mario no ha podido.