Foto: Cuartoscuro/Archivo "Las corridas de toros, atentan contra el trato digno hacia los animales, ya que los expone a un sufrimiento prolongado que los conduce de manera salvaje a la muerte"  
El diputado federal Rubén Moreira Valdez planteó promover la prohibición de corridas de toros, como hizo en Coahuila.
Propuso reformar el Artículo 87 Bis 2, de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para prohibir las corridas o espectáculos donde se lidien toros, novillos, erales, becerros y vaquillas, a pie y a caballo.
De igual manera, las peleas de perros y cualquier tipo de evento público o privado que implique daño o tortura de alguna especie de animal en cualquier tipo de recinto.
“Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de ellos son incompatibles con la dignidad del animal, además todo acto que implique la muerte innecesaria es biocidio, es decir, un crimen contra la vida”, comentó Moreira.
“Las corridas de toros, atentan contra el trato digno hacia los animales, ya que los expone a un sufrimiento prolongado que los conduce de manera salvaje a la muerte”, concluyó.
El estudio “Diagnostico de la tauromaquia en México“, establece que este tipo de espectáculos son carentes de ética y de un alto nivel de crueldad, pues la forma en que se tortura al animal es más que inhumana. La puya o pica, es una punta de acero de 14 centímetros que se utiliza para clavarla en el toro, perforando el pulmón y provocando una hemorragia interna terrible.
Las banderillas, que tienen un largo de seis a ocho centímetros de largo, desgarran los nervios del cuello del toro con cada movimiento que hace, éstas son introducidas en su cuerpo para disminuir la agilidad y defensa del toro.

Éstas armas provocan hemorragias intensas, lesiones musculares, en vértebras y costillas, causando la insuficiencia respiratoria del toro.

El golpe final del torero, conocido como “la estocada”, casi nunca penetra en el hoyo de las agujas colocadas anteriormente, lesionando de manera fatal bronquios, pulmones, esófago, traquea, hasta que finalmente provoca parálisis de nervios y/o hasta que el toro se ahogue con su propia sangre.

“Las corridas de toros deben prohibirse por el salvajismo al que son sometidos los caballos de los picadores, pues previo al evento, les cortan las cuerdas vocales para que el público no escuche los relinchos y quejidos de dolor, además de que sufren fracturas y destripamientos durante la corrida, por lo que no sobreviven a más de tres o cuatro de ellas”.
“Los toros, novillos, becerros y demás animales que participan en la fiesta brava experimentan sufrimiento como pudiera hacerlo un humano, toda vez se trata de mamíferos cefalizados”
Cuentan con sistema nervioso central y una compleja red nerviosa y neuronal que dispone de receptores de dolor, por lo que bajo ninguna circunstancia podría argumentarse que los toros de lidia nacen para ser sacrificados, aún y cuando sean alimentados y reproducidos en cautiverio, con ese propósito, argumentó Moreira Valdez.
FV