El altar de muertos es simbólico en este Día de Muertos; esta tradición supone una muestra de cariño y memoria de los difuntos de cada familia a través de los niveles del altar de muertos. En orden de arriba a abajo, estos son los siete escalones que tiene un altar de muertos y la representación principal de cada uno:

Primer escalón: se coloca una fotografía de la virgen, santo o cristo y otros objetos religiosos.

Se coloca una imagen o escultura del santo de devoción de la persona a quien se dedica el altar.

Imágenes de otros santos en este nivel  simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos.

En este nivel se suele ubicar rosarios hechos de limas y tejocotes.

Segundo escalón: se coloca una imagen de las almas del purgatorio.

Se sitúa una imagen o cromo de las benditas ánimas del purgatorio.

Con los anterior se le facilitará al difunto la salida del purgatorio, en caso de que se encuentre ahí.

De acuerdo con la teología católica, quienes han muerto habiendo cometido pecados veniales sin confesar, pero sin haber cometido pecado mortal, deberán expiar sus culpas en el purgatorio.

 

Tercer escalón: cuenta únicamente con sal.

Es el elemento de purificación.

Sirve para que en su viaje de ida y vuelta para el próximo año el cuerpo no se corrompa.

También les ayuda a mantenerse frescos durante el viaje.

Purifica el alma de todas aquellas personas y niños que fallecieron sin haber sido bautizados, así como para evitar la llegada de espíritus malignos.

Se coloca en vasos o en forma de cruz.

Cuarto escalón: se ubica el pan de muerto.

Representa a los difuntos.

Su origen viene de tiempos prehispánicos, cuando se ofrecía una ofrenda a los dioses Izcoxauhqui o Huehuetéotl cada que una persona era sacrificada.

La iglesia lo presenta como el “Cuerpo de Cristo”.

Las cuatro canillas en forma de cruz del pan de muerto simbolizan los puntos cardinales, los cuatro elementos de la naturaleza o las cuatro divinidades prehispánicas: Quetzalcóatl-Camaxtli, Xipetotec, Tláloc-Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.

Otra interpretación simbólica es que la corona superior representa al cráneo del difunto y las canillas de los lados son los huesos.

La cumbre del pan simboliza el corazón y el sabor de azahar es un distintivo para recordar a los fallecidos
Quinto escalón: ofrece los alimentos y bebidas preferidas por el difunto.

Platillos típicos como mole, tacos y tamales suelen estar presentes; siempre comida preferida por el fallecido.

Los alimentos y el aserrín también representan la tierra.

Las calaveritas pueden ser de diversos tamaños y diseños; elaboradas de yeso o de materiales comestibles como azúcar, chocolate, gelatina y amaranto.

Las de azúcar, chocolate o amaranto, representan que la muerte puede ser dulce y lo importante de su aceptación en la vida.

Se deben incluir diferentes frutos de temporada como calabaza, tejocote, jícama, naranja, y alimentos hechos de maíz.

Se colocan bebidas alcohólicas que el difunto disfrutaba como cerveza, tequila, pulque o rompope.

El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y decida visitarnos.

Son servidos en recipientes de barro, utilizados para mantener el tradicionalismo.

Puede incluirse cualquier otra bebida que le haya gustado al difunto como el chocolate.

Sexto: se añade la foto del difunto al que se dedica el altar.

En este nivel se acostumbra poner las imágenes, dibujos o fotografías de los difuntos para representarlos.

Usar la imagen del familiar significa que lo recuerdas y vas a rezar por él, a recordar su ejemplo.

Séptimo: en el último escalón se crea una cruz formada por semillas, frutas, ceniza, pétalos de flores, aserrín, cal, etc.

Una cruz grande de ceniza, sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.

Es un elemento que agregaron los evangelizadores españoles para darle un significado religioso a la veneración de los muertos que hacían los indígenas.

 

Otros elementos principales del altar: 

Arco: representa la puerta de entrada de los muertos al mundo de los vivos, por eso es tan importante y se coloca en el último nivel del altar. Se caracteriza por estar decorado con flores de cempasúchil, frutas y, en algunos casos, golosinas. Simbolizan la puerta de entrada al mundo de los muertos, el octavo nivel que se debe seguir para llegar al Mictlán y encontrarse con Mictlantecuhtli.

 

Flores de cempasúchil: son de color amarillo y se caracterizan por el aroma que desprenden.  Su color evoca al sol en la tradición azteca, se cree que su aroma guía a los muertos hasta la entrada del mundo de los vivos. Su nombre deriva del náhuatl y significa la flor de los 20 pétalos.

 

Agua: se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de el largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

 

Papel picado: representa el aire y es uno de los cuatro elementos que siempre deben estar presentes en la ofrenda. Es una tradición que se conserva de las costumbres aztecas para la elaboración del altar; sin embargo, con la colonización, se modificó el tipo de papel a usar y se sumaron más colores.

 

Flores: adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta. La flor de cempasúchil, la nube y el amaranto o moco de pavo son las especies más utilizadas para el adorno de un altar.

 

Petate: este artículo de origen prehispánico  funciona para que las ánimas descansen o también funciona de mantel para colocar los alimentos .

 

Velas: la flama que producen significa luz, fe y esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto.

 

Incienso o copal: ahuyenta los malos espíritus para que el alma de nuestro ser querido pueda entrar sin problemas a nuestra casa. El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles.

 

Objetos personales: en los niveles terrenales suelen colocarse pertenencias del occiso, especialmente si eran objetos queridos y apreciados.

 

LEG