Adrian Trejo
 

Ayer cayeron dos mitos del actual gobierno: que el presidente “siempre lo sabe todo” y que no se iba a usar la fuerza para reprimir.

Lo primero tiene que ver con el reconocimiento o justificación, como usted quiera verlo, del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el tema del operativo en Culiacán.

Contrario a lo que venía diciendo no solo en campaña –“el presidente siempre está enterado de todo”- sino a partir del viernes pasado, ayer López Obrador dijo que no había tenido conocimiento del fracasado operativo.

¿De verdad no le avisaron o no lo encontraron para avisarle?

¿De qué no tuvo conocimiento? ¿De que el operativo se llevaría a cabo, de quiénes estarían a cargo o de las consecuencias que no se valoraron?

Algunos consideran que el Presidente no tenía la obligación de saber que se preparaba un operativo para capturar al hijo del narcotraficante más importante del mundo, pero como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas claro que debió haberlo sabido.

Como sea, el propio López se desmintió en un afán por darle la vuelta a un tema que le resulta bastante incómodo y cuyos efectos siguen repercutiendo de manera negativa en la imagen del país y su Gobierno.

Ahí está la lapidaria declaración del embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, quien advirtió que Donald Trump “está muy preocupado por la debilidad de México”, se entiende que de su Gobierno.

El otro tema es que una manifestación de presidentes municipales que querían forzar una audiencia con el Presidente fueron reprimidos con gas lacrimógeno, mismo que jamás se utilizó en las protestas callejeras que tanto daño causaron a edificios públicos y privados.

La Presidencia emitió un comunicado en el que informó que “con fines disuasivos se dispersó una dosis moderada de gas lacrimógeno en el ambiente que no puso en riesgo la vida de ninguna persona”.

Los presidentes municipales, hay que reconocerlo, equivocaron la estrategia: se les olvidó usar máscaras, pasamontañas, llevar su pintura en aerosol y un palo o tubo para golpear lo que se les pusiera enfrente.

Igual no logran la entrevista con el Presidente pero se habrían ahorrado la gaseada.

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Dos semanas al frente de la Secretaría de Seguridad de la CDMX y el secretario Omar García Harfuch se apuntó su primer gran éxito al desmantelar parte del cártel llamado “La Unión de Tepito”, sin un disparo.

Un operativo quirúrgico de mano de la Marina, que permitió detener a 31 presuntos narcomenudistas, confiscar un arsenal y más de dos toneladas de mariguana y cocaína.

Y así como criticamos decisiones de Claudia Shienbaum, habrá que aplaudirle el cambio en la SSC.

Ya vieron que si se puede… cuando se quiere.

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El juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna sigue más en su papel de sobrino del clan Padierna-Bejarano que de juzgador.

Ayer ratificó la prisión preventiva a Rosario Robles con el argumento de que los abogados de la ex funcionaria ¡le mintieron! al informarle que la estadía de Robles en Costa Rica había sido para tomar un curso cuando, según él, había ido de vacaciones en agosto.

Y sucede que Robles dijo que había llegado a México vía Costa Rica.

Esta discordancia, y el hecho de no demostrar “arraigo” en la dirección que la ex funcionaria dio a la autoridad, la mantienen en la cárcel.

¿Cómo ven?

No defendemos la presunta responsabilidad o no de Robles en los hechos que se le imputan, allá ella, pero el juicio deja un futillo a revancha que lo descalifica.